Gabriel Campillo ya está en España. Nuestro “Chico Guapo”, protagonista de uno de los hechos más vergonzosos jamás sufridos por un boxeador español, se muestra tranquilo pero no oculta su profundo malestar con los jueces que le “robaron” su título mundial para otorgárselo al kazajo Beibut Shumenov.
Después de todo lo dicho y escrito, mostramos la cara más humana y el sentir más profundo del boxeador de Vallecas.
Supongo que para Usted no es nuevo que la gente le diga que, para todos, Gabriel Campillo sigue siendo el campeón.
Gabriel Campillo: Sí, es una expresión que desgraciadamente he escuchado demasiadas veces en los últimos tiempos. Agradezco a todos los aficionados el cariño y el apoyo que me están brindando, pero los campeones del pueblo sólo obtienen consuelo y en mi caso quiero justicia.
¿De dónde puede nacer la justicia que busca?
G.C: Supongo que del mismo lugar en el que nació la injusticia. Un boxeador, como todo deportista, mezcla el esfuerzo con la ilusión y el sacrificio con la esperanza de lograr una meta. Fuera de todo eso es de dónde debe nacer la justicia, debe nacer del deseo de hacer de nuestro deporte algo grande y respetado y todo ello siempre depende de gente que no sabe lo que es el sacrificio al que se somete un boxeador y que jamás entenderán el daño que puede hacer actuar en función de determinados intereses. No es comprensible que todos viesen lo que ocurrió en el cuadrilátero salvo Jerry Roth y Patricia Morse.
¿Qué se puede esperar ahora?.
G.C: Me gustaría decirte que una revancha inmediata, pero ya no sé que decirte. Se está trabajando para que al menos pueda estar en una posición preferencial dentro del ranking de la WBA. Por lo que a mi respecta tomaré unas vacaciones y en poco tiempo seguiré trabajando duro en el gimnasio, seguro que mi entrenador y manager Ricardo Sánchez Atocha tiene noticias en pocos días.
En España nos hicimos eco de un comunicado en el que Golden Boy, co-promotor de la velada, le presentaba a Usted como si fuese un campeón fruto de los jueces. ¿Se enteró?.
G.C: Sí, estaba en Oxnard y mataba el tiempo libre en Internet. Se publicó a través de una pagina del facebook y no me lo podía creer, lo estuve hablando con todo mi equipo y pudimos comprobar que la noticia era fiable. La preocupación en ese entonces duró poco ya que, tal y como iba mi preparación, Atocha y yo estabamos seguros de que ganaríamos por KO y acabariamos con toda esa tontería.
Pero coincidirá conmigo en que ese comunicado, emitido por Ramiro González, buscaba presentar el combate como la busqueda de la justicia de Shumenov frente a la injusticia de su condición de campeón
G.C: Totalmente. Pero me hace gracia hablar de todo esto, supongo que el señor González es un trabajador más de Golden Boy y que si un día fue periodísta perdió su criterio para trabajar en función de lo que diga o haga su promotora, que para eso le paga. De hecho me gustaría saber si vio nuestro primer combate. Si lo vio, no entiendo porqué dice que no merecí ganar pero, si en cambio no pudo verlo, quedará demostrado que es un simple altavoz de los intereses que le toque defender.
Sorprende que nadie allí haya hablado de las razones por las que Usted aceptó darle este combate de revancha a Shumenov.
G.C: Lo sé. En Kazajistán gané, nadie lo puso en duda. Aunque es un tema que me hace ponerme incomodo recordaré que tuve que volver a enfrentarme con Shumenov porque, en caso de no hacerlo, teníamos la amenaza de tener que ir a los tribunales para cobrar la bolsa de nuestro primer combate. Suena a chantaje, lo sé, pero es peor todavía. En su momento todos nos enfadamos y estabamos dispuestos a afrontar lo que hiciese falta pero la idea de una revancha frente a un boxeador al que ya había superado y ahorrarnos el juicio era, sin duda, la mejor opción. No puedo hablarle del porqué pero nada de eso salió allí a la luz.
¿Cuándo se dio cuenta de que estaba en una encerrona?.
G.C: Bueno, ahora puedo reirme de este detalle pero me sorprendió que me tocase el vestuario más pequeño -risas-. Hablando en serio, me quise olvidar de todo y unicamente quise mostrar que era superior en el ring. Creo que hice las cosas bien, creo que él no hizo méritos para quitarme el cinturón y más que una encerrona sigo pensando que lo que viví aquella noche es un atraco a mano armada.
Cuénteme lo que vivió en el ring nada más acabar el último asalto.
G.C: Levanté el brazo, sabía que había demostrado que seguía siendo el campeón y era especial para mi hacerlo en un escenario como Las Vegas. Saludé al público y encontré a toda la afición española allí desplazada viviendo una fiesta y a los kazajos serios, en silencio. Llegue a la esquina y todo era satisfacción. Mientras me quitaban los guantes subió a nuestra esquina Sampson Lewkowicz, representante en EEUU de Ricardo, subió muy serio y nos dijo “nos han robado”.
¿Se lo tomó en serio o pensaba que era una broma?.
G.C: Guardé silencio, quedé inmóvil. No me lo podía creer, a continuación vi a Ricardo alterarse como pocas veces le había visto, buscaba a alguien pero la seguridad de allí sólo trataba de calmarle persiguiéndole por todo el ring. Miré a la esquina de enfrente y vi satisfacción, ahí empecé a darme cuenta de que era cierto, me habían robado el título.
En la televisión se le vé a Usted apoyado en una esquina del ring, con cierta sonrisa irónica, ¿Había asimilado ya lo que estaba viviendo?.
G.C: Sí. Asimilado que me iban a robar el título sí, pero que aquello fuese real todavía no. Esperé a que diesen el resultado y traté de mantener mi compostura. Los minutos que viví desde que me dijeron que me iban a dar perdedor hasta que se hizo oficial fueron los minutos más largos de mi vida.
¿Qué se dijo al llegar al vestuario?, ¿Hubo lágrimas?.
G.C: Puedes imaginarlo, enfado, rabía, desesperación… pero no, lágrimas no. Me prometí que no volvería a llorar más por este deporte cuando en Alemania, realizando el campeonato de Europa con Karo Murat, me dieron perdedor. Entonces sí, lloré amargamente. Pensé que ese día los jueces me habían hecho perder una oportunidad única en mi vida pero, al final, el esfuerzo y la constancia me hicieron lograr el título mundial.
¿Tampoco se emocionó al ver a su familia?.
G.C: Allí estaba mi mujer, viendo el combate en primera fila. No pude verla hasta que llegué a la habitación del hotel. El silencio al mirarnos a los ojos y lo que vino después prefiero que quedé allí.
¿Pudo hablar con Shumenov después del combate?
G.C: Lo justo. Al salir del vestuario, camino de mi habitación, me encontré con él y con todo su séquito. Él se acercó a mi y me dijo que yo era un gran guerrero. Yo sólo le sonreí y le felicité.
¿Esas felicitaciones suyas eran en serio?
G.C: Sólo le felicité. Al final de todo creo que los boxeadores españoles debemos ser así, educados y elegantes tanto en las victorias como en las derrotas. Hay gente ahí fuera que no nos conoce, los boxeadores españoles somos muy compañeros entre nosotros aunque cuando nos toca enfrentarnos entre nosotros vamos con todo. Es deporte. Yo creo que no haberle aceptado el saludo o no felicitarle hubiese sido una rabieta, tenemos que estar por encima de todo esto y al final los que decidieron fueron los jueces.
¿Qué tal fué su regreso a España?.
G.C: Triste. Después del tiempo concentrados en Oxnard regresar así, con las manos vacías por culpa de esos dos jueces, hizo que nadie abriese la boca durante el vuelo. El gesto de indignación se tornó en tristeza. Es el viaje que más largo se me hizo en toda mi vida.
¿Ahora qué?.
G.C: Ahora vacaciones, disfrutar del título que jamás nadie podrá arrebatarme que son mis niñas y a volver al gimnasio. Por desgracia esta sensación de sentir durante unos segundos si vale la pena seguir en esto cuando los jueces te roban tanto esfuerzo y sacrificio no es nueva, pero si algo me ha enseñado el boxeo es a ser constante y a seguir trabajando porque seguro que siguen llegando nuevas oportunidades en el futuro.
Los aficionados españoles le estuvieron mandando ánimo por internet y han sufrido junto a Usted la injusticia del veredicto. ¿Qué les diría?.
G.C: Les daría las gracias por estar ahí y les recordaría que, el boxeo en España, es por y para ellos. Les pediría que igual que me han apoyado se vuelquen con todos los boxeadores en España y que acudan a los pabellones a ver boxeo. Creo que el siguiente reto que tiene el boxeo español es volver a ser poco a poco un deporte de masas y para ello les necesitamos. Gracias a todos.
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3 comentarios
CAMPILLO estamos orgullosos de tí, como boxeador, pero sobre todo como persona. Eres todo un ejemplo de caballerosidad y elegancia. Si todos los que están metidos en este negocio fueran como tú otro gallo cantaría al Boxeo. Enhorabuena por ser como eres.
Estoy convencido que en el mundo hay justicia “divina” y serás recompensado por tu trabajo y por tu actitud.
Muy buena respuesta la de la última pregunta, y decir que por suerte ya somos unos cuantos los que estamos dispuestos a hacer lo que se pueda por el boxeo en este pais, animo campillo.
¡¡¡¡fenómeno!!!! Ánimo y a seguir