Las letras chilenas y el boxeo van de la mano con la obra de dos escritores contemporáneos: Enrique Lafourcade y Fernando Alegría. Quién pudiera saber la relación personal entre estos narradores chilenos; sí es claro que el pugilismo los unió en algún momento intenso de inspiración.
Lafourcade creó Mano Bendita, novela conocida a principios de los años ’90 y que alcanzó rápidamente renombre internacional. Décadas antes, Alegría presentó Los Días Contados y pronto marcó el rumbo de la literatura que amalgama el deporte con las letras.
Es tan extraordinaria y extensa la obra de cada uno de estos autores que justifica su entrega en capítulos. Hoy empecemos por Enrique Lafourcade y en la próxima entrega el centro será Fernando Alegría.
El 14 de octubre de 1927 en Santiago de Chile nació Enrique Lafourcade. Entre sus libros se destaca Palomita Blanca, Frecuencia Modulada, Novela de Navidad y La Fiesta del Rey Acab, entre tantos otros. La novela de interés para los amantes del box es Mano Bendita, historia de un boxeador hace años retirado que tiene a cargo a su nieta que él mismo llama Capullito. Forman las dos almas una sola y es ese el sentido del libro. La fortaleza de un ex boxeador que por nada es detenido pese a los años y a las consecuencias del duro deporte y la debilidad de una niña con serias dificultades para movilizarse. El protagonista, que por momentos es llamado Mano Bendita y en otros Peloduro, junto a la niña Capullito, pasa por todas las experiencias imaginables para poder sobrevivir en una sociedad que poco hace por los deportistas olvidados. La vida errante que llevan y los lugares que frecuentan los pone frente a peligros que son resueltos con la experiencia del boxeador. Sin límites de esfuerzo físico ni mental, el objetivo es la seguridad de Capullito y eso impulsa al viejo púgil a recobrar los bríos juveniles.
Capullito casi no podía caminar y a Peloduro o Mano Bendita le seguía atrayendo el ejercicio. Corría el ex boxeador por las calles de su ciudad para mantener el estado atlético con la niña en sus brazos, cargándola como un peso muerto, soportando el dolor de sus gastadas articulaciones que eran exigidas por el valor extra de la humanidad de la pequeña Capullito. Pero corría el púgil, feliz porque a ella le hacía feliz sentir el fresco aire en su rostro.
La imagen es fácil de ver como si las palabras fueran escenas: en la oscuridad del amanecer o en las primeras penumbras del ocaso del día, un viejo corre para mantenerse en forma, carga sobre su cuerpo un bulto vivo que a modo de capullo se acurruca entre sus brazos y disfruta del paseo. Capullito es el personaje central de Mano Bendita porque refleja aquello que en forma habitual se ve en el boxeo: la relación entre los duros peleadores y la suavidad y delicadeza de los niños.
¿Por qué Mano Bendita o Peloduro eran los apodos que alternaba el boxeador en cuestión? La respuesta está en las páginas increíbles del texto. La invitación a descubrir esta maravillosa obra es la base de este artículo y la obsesión de este cronista por difundir la literatura boxística es el sentido de estas columnas periodísticas.
Ariel Lomasto
lomastoariel@yahoo.com.ar
3 comentarios
que bien que en solo boxeo comienzen a poner notas de diferentes autores.
pues yo lo veo mal , solo tendrian que informar .
para opiniones ya estamos nosotros los usuarios.
Y no lo digo por esta noticia.
El protagonista, junto a la niña llamada capullito pasan por todas las exeperiencias , para poder sobrevivir en una sociedad, que se mete en el culo, el bienestar del boxeador, dejandolo desamparado. O yo lei un libro pirata, ciertamente mi ejemplar fue adquirido en una feria libre , o
tu no tienes idea de lo que estas hablando, leí el libro ciertamente, y la sociedad no me aparece por ninguna parte en la historia del pelo duro,
el maldito determinismo, yo conoci al pelo duro en una pica que se llamaba EL TIO ORLANDO, el viejo que le dio el nombre , ya había muerto, lo regenta su mujer, ahora se llama La Tía, aún hoy en día existe, los sabados por la mañana me despertaba enojado, feliz, caliente, suspicas, alegre de una manera perversa, cantor, avido de experiencias, macho, fuerte, seguro, soñador, etereo, dulce, locuaz, en fin, me levantaba cagado de sed, esa es,la última verdad, y partía. a tomar mierda, una gallina se bajo y mato un pato y su perro chaleco
El viejo me salvo la vida, Dios sabe que es verdad, él viejo me contó uno de esos sabados salvajes, que un escritor le había hecho preguntas, maldito Lafourcade.