Por Andrés Pascual
Luego de analizar rápidamente la proposición, Earp la aceptó y, según Allen Barra, columnista de The New York Observer, que escribió un libro sobre el personaje famoso, este razonó asi: “…No se lo que representará para mí actuar como referí en una pelea de este tipo…”
Sencillamente, actuar como tercer hombre en el ring en aquella pelea, le dio un rol estelar en la primera gran controversia de la historia del boxeo americano.
Todo comenzó cuando el manager de Fitzsimmons, Martin Julian, declaró que rechazaban a Earp como referí; exactamente no está claro el porqué del rechazo, algunos han dicho que, quizás, fuera porque la esquina del irlandés lo había aceptado; otra posibilidad podría haber sido por la inexperiencia de Earp con las reglas del Marques de Queensberry: Wyatt solo conocía las reglas de Londres para las peleas por dinero, pleitos en los que se permitía prácticamente todo y, la colocación de dedos con intención cegadora en los ojos del contrario, no era penado por el oficial.
El propio Earp propuso revocar su elección, pero la Comisión Atlética se mantuvo fuerte a su favor. La controversia se convirtió en algo sin importancia ante lo que ocurrió al subir Wyatt Earp al ring: un capitán de la policía, sorprendido, notificó que portaba un arma…por primera vez en la historia del boxeo, un periodista local informó: “…Eso convirtió en necesario desarmar al referí…”
“Antes de que concluyera la noche, le confesó el sheriff a su sobrino en 1918, nunca como en ese momento desee estar armado”. Desde que la campana inició el pleito el alto y rápido Fitzsimmons dominó al gordo de menos estatura Sharkey; en el octavo, el australiano lastimó al irlandés con su famoso “golpe al plexus”, un uppercut bajo el corazón que dejaba indefenso al contrario. Un año mas tarde, ese golpe horizontalizaría al recién salido del retiro Jim Corbett y haría a Fitzsimmons campeón del mundo peso completo; pero la técnica de tumbar un oponente con golpes al cuerpo todavía era muy nueva en 1896, por lo que sorprendió a la concurrencia de 10,000, a Wyatt Earp y a Sharkey y su esquina.
El Marinero cayó sobre sus rodillas y comenzó a rodar por la lona gritando “Foul”; Earp se inclinó sobre él y lo examinó, pocos minutos más tarde, una paralizada concurrencia le veía escalar las sogas con la cabeza apuntando hacia la salida; a la fanaticada le tomó tiempo comprender, porque nunca habían visto cantar un foul decidiendo un bout de boxeo que, de esa forma, decretaba Earp la victoria de Sharkey sobre Bob Fitzsimmons. Muchos fanáticos habían pagado la escandalosa suma de $10 por asientos para que la pelea terminara con un foul que casi nadie vio. Cuando Sharkey rehusó ser examinado por el médico del Club Atlético, rompió el escándalo generalizado y Fitzsimmons alimentó el fuego, al declararle a todo el que quiso escucharlo que: “había sido robado”; mientras, Earp declaraba que había actuado de acuerdo “a lo que vi”. Incluso le dijo a un reportero de The Examiner que su íntimo amigo, otro famoso pistolero del Salvaje Oeste, Bat Masterson, compañero diputado en Dodge City que se había convertido en escritor deportivo en Nueva York, había perdido mucho dinero en la pelea.
Fitzsimmons y su manager tomaron acción en la Corte contra Sharkey y el Club Atlético Nacional; pero lo que realmente se puso sobre el tapete fue la reputación de Wyatt Earp, después de dos semanas de análisis de los testimonios, la corte no hizo nada para limpiar la imagen de Earp y Sharkey en cuanto a que se hubiera producido un “arreglo del pleito”, alegando que “una ofensa a la moral había resultado”; pero que no era el tipo de caso considerable para fallo judicial consecuente. Muchos observadores dijeron que, si bien a la corte le tomó dos semanas pronunciarse, el precio pagado por Wyatt Earp fue inmediato.
Aunque nunca regresó al arbitraje boxístico, continuó ligado a la concurrencia deportiva: menos de un año después de la pelea Fitzsimmons-Sharkey, fue contratado con Bat Masterson como policía especial para la pelea Fitzsimmons-Corbett en Reno y Jack Dempsey los solicitó para que recogieran las armas entre los fanáticos asistentes a su pelea con Jess Willard en Toledo, Ohio, en 1919.
Wyatt Earp se mantuvo como un fanático del boxeo hasta su muerte en 1929. Bob Fitzsimmons y Tom Sharkey pelearon dos veces más ganando ambas el australiano; más tarde fueron amigos y bromeaban pública y sospechosamente sobre el incidente del foul en la primera pelea de 1896; a la vez y por las próximas dos décadas, el mundo del boxeo estuvo dividido en su opinión en cuanto a creer que la pelea había sido arreglada entre Earp y la esquina de Sharkey; o entre todos, incluyendo a Fitzsimmons y su gente.
Segun Allen Barra, ya es hora de sacar a Earp del libro negro que produjo “el gancho maldito”; porque no hay indicios reales de que hiciera algo ni remotamente comparable a lo de Dave Berry en 1927, cuando “el conteo largo” Denpsey-Tunney ni del nocao técnico que decretó Richard Steele en 1990 en la pelea Chavez-Taylor.
Interesante que, cuando el cadáver de Wyatt Earp descendió a la tumba, era más famoso por una controversial decisión en una pelea de boxeo ya olvidada, que por el famoso duelo que, hasta el día de hoy, ha hecho de su nombre una marca registrada en los anales de los defensores de la ley y la justicia en Estados Unidos.
3 comentarios
Interesante Sr. Pascual, La controvercia ha estado precente en el boxeo desde su inicio, y asi como tiene mas de 100 años en el, en los proximos 100 tambien lo estara.
No dejaremos de ver sucesos como el del pasado 12 de Nov.
BUEN DATO PASCAL YO NO SABIA QUE ESTE PISTOLERO QUE ESTUVO SIEMPRE AL SERVICIO DE LA LEY, TAMBIEN FUESE REFERI DE BOXEO DESPUES DE RETIRASE DE LAS BALAS. BUEN DATO.
Pascualito desempolvo los archivos!!
Muy buen e instructivo articulo,si todos fueran así sin mezcla de política fueran todos una maravilla!!!