Día: 11 de diciembre de 2011

Por Andrés Pascual Khan no supo qué hacer en las sogas Me imagino a la cantidad de “fanáticos incondicionales” de Freddie Roach con la boca abierta y el “mundo cayéndoseles arriba”, cuando escucharon al anunciador decir anoche, en el Convention Center de Washington, que Lamont Peterson había destronado a Amir Khan como monarca welter jr versiones FIB y AMB. Entre esos muchos paleros de Roach, una parte importante de elementos de la prensa en inglés de órganos de famosos… Peterson, un fajador a tiempo completo de poca pegada, obligó al ex campeón a intercambiar durante el tiempo suficiente como para impresionar a todo el mundo y dejar en la memoria solo sus buenos momentos, lo que sucede siempre que un boxeador desestimando por los momios se planta, busca pelea y tira, aunque, realmente y como sucedió, menos que el perdedor. Khan apeló a su velocidad de piernas y manos, lo que le dio buenos resultados en la pelea afuera, algo menos efectivo en la media y completamente desastrosa en infight. El tipo, sencillamente, no sabe manejar la pelea adentro. Cuando concluyó el combate, el inglés aludió a las “entradas de cabeza” del nuevo campeón, sin embargo, lo que no dijo fue lo incapaz que se comportó para evitar esas embestidas que le colocaban contra las sogas, donde es un peleador indefenso que no apela a la velocidad porque se anula. ¿Por qué Khan no devolvió a pie firme los ganchos que, de acuerdo a su velocidad, debieron duplicarse de espaldas a las cuerdas? Al modo mío de ver las cosas, por temor a recibir un par de golpes a mansalva que lo enviaran a la lona; por eso permitió también que el ganador se recuperara dos veces luego de estar lastimado, o porque no supo qué hacer, o porque no intuyó los malos momentos de Peterson como dignos de remate. En la década de los 30’s Araña Armstrong, un peleador más difícil y mucho mejor que Lamont Peterson y Amir Kan juntos, que bajaba la cabeza algo más que el nivel de la cintura del contrario, enfrentó a otro inmortal del “buen tiempo ido” en una revancha, Lou Ambers, que tenía quijada de granito estilo antiguo: verdadera fortaleza antimisiles, la respuesta contra el estilo de pelea del tricampeón mundial, a base de uppercuts y ganchos bestiales sostenidos durante los 15 rounds del pleito, hicieron que Henry tragara más sangre por los golpes a la boca que la que han bebido todos los vampiros de la historia. Y Lou Ambers ganó la decisión merecidamente, pero, ni Khan asimila como lo hacía aquel gladiador para exponerse ni tuvo su clase profesional incuestionable. Sin embargo, a pesar de todo, el británico debió ganar, porque tiró más y fue más efectivo en los power-punchs que Peterson quien, repito, logró su influencia en la decisión por su determinación ante la búsqueda de la victoria, sin ningún respeto, contra un peleador un poco más alto y con la encomienda, para muchos, de sustituir a Pacquiao como nuevo “Super” del establo de Roach y del grupo Golden Boy. Lamont Peterson (30-1-1, 15 KO’s, 46.8 %), nativo de Washington, recibió un conteo en el segundo por un golpe que no pareció efectivo como para la medida; pero a Kahn le descontaron dos puntos que, en una decisión tan apretada, inclinaron la balanza hacia el local: dos jueces 113-112 por el ganador y otro 115-110 por el ex monarca. Sin querer acusar como parcializado a Joe Cooper, también local, este fue uno de esos casos en que una pelea la decide el referí por la aplicación de penalidades excesivas, lo que deslució el interesante encuentro que, posiblemente, tenga revancha. A pesar de todo, fue una gran pelea, buena para que HBO cerrara la temporada por todo lo alto y con la esperanza de que la cadena le dedique más tiempo a un deporte que, por la crisis que enfrenta, necesita de algunas victorias ajenas al ring a ver si “pasa el palo”.

Día: 11 de diciembre de 2011

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