Por Ariel Lomasto
Los escritores de relatos policiales y el deporte de los puños tienen varios puntos en común. Es por todos conocidos la inclinación, maravillosa por suerte, de Sir Arthur Conan Doyle (famoso por las aventuras de Sherlock Holmes) hacia los cuentos de boxeo. Otras grandes plumas orientaron lo policial y el pugilismo en la misma dirección. Seguramente el cuento de Julio Cortázar titulado La Noche de Mantequilla es el más conocido en este sentido.
Pero no tan famoso, aunque no por eso menos prolífero, es Ed Lacy (Leonard S. Zinberg) que fue un escritor estadounidense de novelas policiales nacido en 1911 y fallecido en 1968. Ed Lacy tiene varios títulos mundialmente leídos, el más reconocido entre todos es El Detective Negro que en 1958 recibió el Premio Edgar a la mejor novela policíaca del año. Su relación con el box la encabeza Duro y al cuerpo (1954) donde un boxeador negro, voluntariamente exiliado en Francia, entra en relación con un principiante de promotor de espectáculos y ex púgil. Ambos reflotan la carrera profesional del boxeador de color con el único fin de obtener dinero en un país donde los extranjeros eran, por entonces, mal vistos. La trama se complementa con un asesinato y comienza entonces una serie de aventuras en búsqueda de la verdad que desembocan en el descubrimiento de un complot para manejar nuevamente a las masas sociales. Los conspiradores de tal “proyecto” usan a un púgil blanco y mediocre como imagen de sus planes. Con la colaboración de viejas amistades ambos protagonistas se enfrentan a los representantes del poder y aunque la lucha en principio parece desigual el resultado vale el esfuerzo.
Si bien la imaginación de Ed Lacy parece exagerada en esta novela, la obra merece ser leída por la simple y reiterada razón que este cronista quiere decir desde siempre y es que el boxeo y sus encantos atrapan no sólo a los aficionados sino también a prestigiosos, exitosos y respetados escritores mundiales.
Duro y al cuerpo se asomó con luz propia en la estantería de libros “usados y en oferta” de una oculta y casi sombría librería de Buenos Aires como tantos otros títulos de Literatura y Boxeo que están y no se ven. A abrir los ojos porque nunca se sabe cuando aparece algo nuevo bajo el sol.
Ariel Lomasto