Día: 24 de noviembre de 2012

Por Andrés Pascual En algunos países del área caribeña se le apoda “Macho” a un niño para resaltar su género: “ese es el machito de papi o de mami”, en muchas oportunidades, la rutina le ha dejado colgando el nombrete para siempre al individuo. En México rebotó en los últimos 20-25 años como sinónimo promocional de un tipo especial de peleador que, por las campañas promocionales exageradas, da la impresión de que inventaron el valor. Por tal razón, el amigo y brillante animador de ring, Lupe Contreras, ha hecho un sello distintivo de cualquier cartelera en la que se presenten uno ó más de sus “compatriotas de origen”: “vamos a ver quién es el más macho” y, cosa rara, jamás se ha apodado en México a un boxeador con el mote. Sin atenernos al comentario que hice y solo por esencia, hay una verdad con respecto al pugilista cuya capital es llamada la Ciudad de los Palacios: en el mundo se puede tener el coraje y la decisión por el éxito de un mexicano, pero no superarlo. En conjunto, como nacionalidad, ese peleador es el más guapo posible en décadas de historia brillante y sangrienta en el ring. Tengo la impresión de que a Héctor Camacho, “El Macho”, no lo apodaron así por exceso de valor peleando ni durante su niñez, aunque esto no tiene nada que ver con “cobarde”, que no lo fue, sino con el estilo de pelea que califica al peleador como “guapo”. El Macho, un boxeador técnico, de riposta, de velocidad, alejándose siempre del ataque del fajador, hizo una época por varias facetas: triple campeón mundial, un exponente del boxeo legítimo como el “arte de dar y que no te den” y por su personalidad díscola y pintoresca. Para analizar lo bueno que fue como boxeador hay dos referentes: nunca lo pudieron noquear en 88 pleitos y su récord de 79 victorias (38 KO´s), 6 perdidas y 3 tablas lo ratifica como inmortal genuino, porque este individuo se desarrolló a plenitud en una de las épocas más grandes de la historia del pugilismo, repleta de astros en todas las divisiones, el período 1978-1998. En marzo de 1997 noqueó a lo muy poco que quedaba de Sugar Ray Leonard en 5 rounds en el Convention Center de Atlantic City. Al momento de subir al ring, El Azúcar de Angelo Dundee tenía récord de 36-2-1. La pelea fue en peso mediano y supervisada como “especial”, aunque más bien fue una oferta nostálgica de mal gusto. Pero, el 13 de noviembre de ese año, en el Thomas Mack Center, aceptó el duelo contra Oscar de la Hoya, entonces con 25-0-0, nada más y nada menos que bajando hasta la división welter, en la que el méxico-americano era un natural que pesó 147 exactas. Si bien perdió por decisión unánime con neta superioridad del Golden Boy, nadie puede negar que el solo hecho de no rechazar el compromiso le puso un sello de garantía al boricua, sobre todo ante estos tiempos, en los que cualquier campeón evita a un oponente con justificaciones tan ridículas como anti-deportivas. Ya no existe El Macho, un pistolero lo apagó como no pudo hacer en el ring parte de lo mejor de la historia del boxeo. Si fue por esto o por lo otro, no importa hoy, tumbaron a un tipo que supo divertirse hasta en los momentos malos de su vida, un personaje pintoresco que llenó, por esa razón también, una era grandiosa del boxeo no solo de su patria. He leído algún que otro cronista puertorriqueño sumado a la corriente evangelizadora e inútil de los tiempos, descalificando el derroche de simpatía del boxeador caído a partir de que “no era un ejemplo” y entonces sacan la foto de Roberto Clemente como apoyo a su cantaleta. Camacho no fue como Clemente ni, quizás, lo intentó nunca, al modo mío de ver este asunto, a pesar de que prefiero el orden, la decencia y la pulcritud personal contra el relajo, fue más que el Idolo de Carolina, porque fue mimado por los estratos más debajo de las poblaciones que tienen al boxeo como fuente de vida. Desde donde se proyectó Macho hacia la fama, el ghetto, incluso a través del deporte que lo hizo, le quedaba poco tiempo para entretenerse en circunstancias tan inconsistentes como derechos y cosas así. Fue un hijo y un ídolo del “barrio malo”, es decir, de más del 50 % de la población mundial y pensó y vivió como si mañana fuera el último día. Hoy sobra cualquier acusación por sus excesos antisociales; por respeto hacia el boxeador y hacia el deporte que le dio fama y dinero, solo queda expresar QUE EN PAZ DESCANSE, después de guardar un tiempo prudencial de silencio hacia su memoria; ese, por lo menos, es mi humilde homenaje.

Día: 24 de noviembre de 2012

El “Macho” de Puerto Rico

Los Condores volaron bajitos, los Guerreros fueron superiores

Sin sorpresas Robert Guerrero y André Berto

Listos Ricky Hatton y Vyacheslav Senchenko

Primera pelea de título Mundial en China, se podrá ver en vivo en WBCBOXING.TV

Sasso y Merino en Río Cuarto el 16 de noviembre

LAS LLAMABAN ESPECIALES Y NO ERAN “STARBOUTS”

Muhammad Alí dio lástima ante Larry Holmes tratando de coronarse campeón por 4ta vez

HACE 51 AÑOS NOS DEJÓ EL GRAN ROCKY MARCIANO

¿MAURICIO SULAIMÁN “SONÓ CONTRADICTORIO”?