Cuando Pupy falleció en un hospital de Miami el 23 de octubre del 2005, desapareció físicamente una de las más genuinas leyendas de los anales de Fistiana en Cuba.
Como “el pupilo de Higinio Ruiz” le presentaba la prensa del sector en su época de esplendor y fue acaso porque desarrolló toda su carrera al lado de Higinio, que el boxeador hizo gala de la tremendísima preparación física que exhibió en sus pleitos, relacion negativa hasta cierto punto que le imposibilitó descubrir los muchos secretos de la técnica del viril deporte, más allá del instinto y la intuición obligatorias para desempeñarse con éxito en niveles de escalafón, incluso de peleas por el campeonato mundial; porque, realmente, el español “aplatanado en Cuba” no era igual de brillante para el detalle técnico ni como second.
Pupy logró todo lo que pudo en el dificilísimo boxeo de su época (1949-1959) e hizo de la peligrosa actividad una religión en la que el riguroso cuidado de su persona corría por cuenta propia: únicamente por su tremenda forma física, convertida en resistencia de miura, podía mantenerse en el estrellato de una época en que vio la luz el más grande y formidable grupo de boxeadores cubanos de toda la historia del pugilismo en la Isla: Gavilán, Humberto Sierra, Black Pico, Armandito Puentes Pi, Fernando Silva, Rafael Lastre, Luis Galvani, Chico Varona, Fernando Silva, Rafael Lastre, Oscarito Suárez, Diego Sosa, Santiago Sosa, Orlando Zulueta, Miguel Acevedo… primera parte de un elenco estelar que concluiría con otra magnífica en el período 1957-75 (alcanza al año 1975, porque es en este que pierde su faja welter Mantequilla Nápoles, poniendo punto final a la más grande, brillante y productiva era de peleadores de clase y respeto nacidos en Cuba, superior a la de Chocolate, Tunero y Black Bill, incluso a la de Relámpago Saguero, Mayet, Coullimber, Conguito Camagueyano o Legón y Mario Raúl Ochoa, por los logros internacionales que alcanzaron), con Luis M. Rodríguez, Florentino Fernández, Ultiminio Ramos, Jose Legrá, Mantequilla Nápoles, Rolando “Chico” Morales, Hirán Bacallao, José Stable, Douglas Vaillant, Baby Louis, Zapatero Roncourt, Paul Díaz, Tano Marrero, Agustín Carmona, Julio Carreras, Jorge Núñez o Angel “Robinson” García entre varios.
El Idolo del Vedado, como se presentaba a Pupy, se impuso en el boxeo profesional a base de un valor espartano y de una agresividad y codicia por la victoria que no tenían límites en el ring, sobreponiéndose al sangramiento grosero por los arcos superciliares, tan frágiles y lastimados que su tratamiento en la esquina, durante cada pelea, requería del trabajo como especialista en cortaduras de Angelo Dundee, contratado especialmente por Cuco Conde, verdadero propietario del contrato del peso pluma, para cada pelea del gladiador.
Con Pupy Garcia apareció en el horizonte boxístico nacional el enfrentamiento racial, porque la población negra cubana no le perdonaba a un blanco (así lo hacían saber por medio de la prensa), que ganara las bolsas jamás pagadas a ningún peleador nacional por actuaciones dentro de Cuba ni que la fama y la popularidad mimaran al pequeño miura de la division feather como ocurría.
Ese malestar cobró matices de motín durante el controversial fallo favorable a Pupy contra Ciro Moracén en el antiguo Palacio de Convenciones y Deportes por el campeonato nacional peso pluma y única vez que el peleador del Vedado estuvo en posesión de la faja nacional, aunque por horas, una vez que la Comisión de Boxeo revocó el fallo judicial al día siguiente, reinstalando en la cintural del “boxeador de una mano”, como se conocía al oriental por el uso de su mano izquierda solamente, el cinturón de campeón nacional.
Pero la leyenda de Pupy Garcia se hizo por los enfrentamientos que sostuvo con los boxeadores que, como él, han hecho de su valor en el ring un sello de garantía y un compromiso de vida o muerte, los mexicanos como Cachorro Herrera, Kid Campeche, Kid Anáhuac, Edel Ojeda, Lauro Salas o Ernesto Parra, que descubrieron en Cuba a un contrario que el precio que colocaba delante de su victoria o de su derrota era el mismo que ellos le ofrecían a la concurrencia: vida o muerte.
Fue contra un ex campeón mundial mexicano, Lauro Salas, el 29 de junio de 1955, que la esquina de Pupy cometió un brutal e injusto abuso contra el criollo, al empujarlo al centro del ring estando Pupy noqueado de pie, llamándolo “cobarde” y agregando “salga y muérase ahí”, en el noveno round de una pelea que ya estaba perdida antes de comenzar, porque Higino, fallecido hace años, aceptó un combate en que los problemas para hacer el peso ya lo habían decidido a favor del ex campeón mundial.
En entrevista para Bohemia hecha por Eladio Secades con el título: “Yo no soy un cobarde”, Puppy le contó al maestro de la plana deportiva cómo se siente un peleador noqueado de pie, que no tiene control de sus reflejos y su inconformidad y dolor por el apelativo usado por la esquina para ¿incentivarlo? infructuosamente.
El cronista le dio la razón al peleador en consideración a su glorioso historial en el ring. Lauro Salas, que había perdido el campeonato mundial dos años antes contra Jimmy Carter, recibió una pateadura y una verdadera clase maestra con una mano, una sola, un año antes, de parte de Ciro Moracén, sin que el ex campeón tuviera la mínima posibilidad de encontrar la sombra que le golpeó y ridiculizó durante doce rounds que debieron tener duración de eternidad.
La posible y peligrosa carnicería que pudo hacer Salas contra Pupy la impidió la piadosa intervención del referí Quintanita, que decretó el nocao técnico en el noveno.
Sonny León, Robinson García, Guije Rodríguez, Pete Kawala, Charley Titone, Gallito del Ring, Luis Galvani, Hilton Smith…son algunos de los boxeadores que enfrentó Pupy durante su carrera y contra los que rindió faenas memorables.
Hilton Smith, que perdió contra Pupy en 1959, es el mismo que ese año, le propinó a Mantequilla Nápoles su única derrota en Cuba en 19 peleas y que le volvió a derrotar en Venezuela 3 años después, ambas por decisión judicial. Alejado del boxeo desde pricipios de 1958, regresó un año después a los trajines del ring por petición exclusiva del Capitan castrista, en aquel momento Director General de Deportes, Felipe Guerra Matos, quien era un gran fanático del boxeador, a una pelea contra el fortísimo azteca Ernesto Parra, que, como consecuencias de la pérdida de la resistencia acostumbrada y la imposibilidad de lograr una preparación óptima, se presentó sin reflejos ni coordinación.
Esa pelea, aunque ganada por Pupy en fallo muy controversial y protestado por el público en la Ciudad Deportiva habanera, fue el medidor que decretaba que los sueños de Guerra Matos por solicitar una pelea de campeonato mundial para el Idolo del Vedado, bien hubieran podido convertirse en una pesadilla si se hubiera producido.
Pupy Garcia respondió al llamado de la Patria conspirando contra Castro, lo que le valió una condena de 9 años en el presididio político cubano.
El 23 de octubre del 2005 cayó por la cuenta irremediable contra un terrible oponente, el cáncer… tenía 73 años. Había nacido el 31 de Octubre de 1932 en el barrio habanero del Vedado y, su hermano Lino ganó un campeonato nacional.
El récord de Puppy fue de 37 ganadas con 17 por nocao y ocho perdidas, 4 de ellas por la vía rápida, 4 tablas y una NC.
4 comentarios
comi puja la caguama por el resultado de los cubano,esta isterica y celosa,
Mis viejos siempre me hablaron de el como un ejemplo de boxeador con verguenza y determinacion.Hace poco pude profundizar mas acerca de su vida en un documental y realmente me sensibilice’ con su vida y la frustracion deportiva que le acompano’.RIP ,Pupy Garcia,”el idolo del vedado”.
Le ganó a 8 mexicanops sin perder
pingolion. pero de esos mexicanos cuantos eran buenos. pq. en mex. hay de todo.