Manuel Valero Sánchez
El Fight Club Albacete rendirá un merecido homenaje a uno de los mejores boxeadores españoles de la historia, el canario Miguel Velázquez, en la velada que organiza el próximo viernes 22 en el Pabellón de la Feria, donde se disputará un combate profesional.
Velázquez fue una de las puntas de lanza de la época dorada del boxeo español en los años setenta. El tinerfeño ya brilló en su paso por el campo amateur, clasificándose para los Juegos Olímpicos de Tokio 1964, donde fue eliminado por el representante japonés en una polémica decisión. Al año siguiente se proclamó campeón del mundo militar, comenzando una fulgurante carrera en el boxeo profesional, conquistando el título nacional dos años después. El 13 de junio de 1969, España se dividió para el combate que disputó con el gran Pedro Carrasco por el título de Europa del peso ligero. Ambos lucharon de manera descarnada durante quince asaltos en la pelea más épica disputada en suelo español, reflejando la tensión creada por la prensa en las semanas previas. Velázquez sorprendió al Marino de los Puños de oro. Con los rostros tumefactos, los jueces otorgaron la victoria a Carrasco, no mereciendo ninguno la derrota tras tal demostración de coraje.
Seis meses después volvió a firmar otro de los combates más memorables de la historia del pugilismo español, derrotando al invicto escocés Ken Buchanan, ciñéndose el título europeo que había dejado vacante Carrasco. El español esperaba disputar un título mundial, pero la falta de oportunidades hizo que defendiese su cetro continental en varias ocasiones. La escasez de motivación le llevó a retirarse durante unos meses, regresando de la mano de José Luis Martín Berrocal con un único objetivo: ser campeón mundial. Su momento se produjo el 30 de junio de 1976, de nuevo en el madrileño Palacio de los Deportes, donde se enfrentó al temido tailandés Saensak Muangsurin, verdugo del maño Perico Fernández. Un Velázquez crepuscular se coronó campeón mundial del peso superligero en el quinto asalto, ocupando el lugar que merecía desde hace años en el boxeo internacional. Tras perder con Muangsurin en la revancha, Velázquez decidió que había llegado la hora de colgar los guantes con sólo 31 años y después de haber hecho todo en el boxeo, cerrando su carrera con 66 victorias y únicamente cuatro derrotas, siendo dos de ellas muy controversiales.
Tras ser un gran ídolo nacional y ocupar las portadas de la prensa durante una década, encontró un puesto de trabajo donde continuar su vida, recibiendo la Real Orden al Mérito Deportivo de manos del Rey años después.
A sus 71 años, Velázquez disfruta de su vida junto a su familia, sin secuelas de sus duros combates, donde hizo gala de una exquisita técnica que encandiló a los aficionados españoles. Miguel es la viva imagen de los valores del noble arte, siendo un ejemplo de sacrifico, constancia y respeto.