Commerce, Ca.-Bill Dempsey Young y su esposa Linda deben encontrarse sumamente complacidos y satisfechos en estos momentos. Y no es para menos: la versión angelina del Salón de la Fama del Boxeo, proyecto al que han consagrado los años más recientes de sus vidas, cada vez pinta mejor. La magnífica idea que se concretó en 2015 con la primera ceremonia de inducción ha adquirido prestigio y el reconocimiento general del medio, y ahora nadie quiere quedarse afuera del recinto de los Dempsey. No hay mejor prueba de lo anterior que el lleno absoluto registrado el sábado 29 de abril, en el Restaurante Steven´s Steakhouse, ubicado en Commerce, California, sede de la edición 2017.
Bill, de cabellos plateados y aproximadamente 70 años de edad, encarna perfectamente al estadounidense bonachón y emprendedor. El aplomo que adquirió al subirse a un ring en su juventud, como boxeador, y su faceta como actor de series de televisión, le permiten conducir su propio evento sin la necesidad de contratar a un maestro de ceremonias. Al filo del mediodía, el presidente del NBHF (por sus siglas en inglés) subió al estrado vestido de impecable smoking, realizó un paneo al salón atiborrado con la mirada, sonrió y ofreció unas palabras de bienvenida. Entonces, las luminarias que firmaban autógrafos en guantes y revistas, y grababan videos con saludos especiales entendieron que debían ir a la mesa de honor y esperar el momento que les correspondía en la tarde. Se abrían así, de manera oficial, las vitrinas para los nuevos inmortales, entre los que destacan Gaspar “Indio” Ortega, Rubén “Púas” Olivares, Michael Spinks, Ignacio Beristáin, Jorge “Maromero Páez e Israel Vázquez.
Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia se presentó cuando correspondió el turno de Gaspar Ortega. El legendario “Indio”, nacido en Mexicali y criado en Tijuana, se vio en la necesidad de multiplicarse ese fin de semana, pues el domingo 30 de abril tuvo el honor de ingresar también al Salón de la Fama de Nueva York. Privilegios exclusivos de los consagrados.
“Para mí es muy bonito y muy emotivo que se me siga reconociendo. Creo que con los años se ha hablado cada vez más de mí, y yo se los agradezco humildemente”, expresó el hombre quien estelarizó 30 combates en el Madison Square Garden de Nueva York, durante su brillante trayectoria.
Tras su inducción, Ortega, de 82 años de edad, recibió también una sobria y elegante placa por parte del Salón de la Fama del Deporte de Tijuana, que fue entregada por Salón Ojeda y el Juez internacional del CMB, Benjamín Rendón Castrejón, quien dicho sea de paso integra también con todo merecimiento el NBHF, desde la primera ceremonia.
“Es un honor para mí y mi amigo Salomón Ojeda hacer entrega de esta placa a Gaspar ´Indio´ Ortega, por parte del Salón de la Fama del Deporte de Tijuana, que preside el señor César Meza Sándoval. Gaspar es uno de los grandes personajes del siglo pasada y es indudablemente mercedor de todas las distinciones posibles. Él merece que las generaciones actuales y las que están por venir lo sigan reconociendo y lo vean como la leyenda que es. Dios te bendiga, Gaspar. ¡Muchas felicidades!”, dijo Rendón en su turno con el micrófono. Luego entregó la placa y el “Indio” agradeció conmovido a punto del llanto, lanzó lentamente un gancho de derecha al aire y apuntó, provocando risas espontáneas, vivas y aplausos:
“Esto es demasiado para mí… ¿alguien quiere pelear?”.
El show continuó con las inducciones en riguruso orden alfabético, “para que nadie se sienta por encima ni por debajo de nadie”, explicó alguien en el lujoso salón repleto de hombres en traje y corbata, y mujeres con sus mejores vestidos.
Llegó entonces el momentro de Rubén “Púas” Olivares, quien también le puso condimento al asunto.
“Me siento muy feliz por estar de nuevo en una ciudad a la que quiero mucho. Aquí en Los Ángeles tuve muchas victorias y derrotas. La gente me quería bastante. Recuerdo que me decía George Parenassus: vas a pelear en el Forum de Inglewood porque es el único lugar donde cabe la gente. Y era verdad. Recuerdo que una vez quise ir a tomarme una cerveza a un bar después de una de mis peleas y no pude, ya no había; la gente se las había acabado”, recordó el excampeón mundial, quien protagonizó excitantes trilogías con su compatriota Chucho Castillo y el californiano Bobby Chacón.
Al lado de Gaspar Ortega y Rubén Olivares esa tarde también ingresaron al NBHF los ya mencionados Ignacio Beristáin, Jorge “Maromero” Páez, Israel Vázquez y Michael Spinks, además de Jolene Blacksehar, Alex Camponovo, Yaqui López, Earnie Shavers, Joey Olivo, Mia St. John, Carol Steindler, James “Quick” Tillis, así como los finados Norm Lockwood, Harold James Triem y Muhammad Ali.
Pasadas las cinco de la tarde, Bill Dempsey se apreciaba agotado, pero su entusiasmo estaba intacto. Muchos ya se despedían, otros correteaban a las figuras para una firma o una selfie, mientras en un rincón del salón ya afinaba la banda de rock “Young Demsey Band”, ante la atenta mirada de Bill, quien suponemos es su fundador. La fiesta estaba por empezar. El 2018 será otra historia para el NBHF.
Edmundo F. Hernández Vergara
4 comentarios
felicidades.
Felicidades porque? A ese salón va entrar hasta Brandon bultazo ríos..
multinick
Calmada ROCSI no andes de alborotadora