Teófimo López armó una fiesta de circo completa en Las Vegas. Empezó riendo y terminó llorando. No era para menos, antes de la larga y sospechosa espera por el resultado en las tarjetas, se sabía perdedor.
Su desempeño ante Jamaeine Ortiz fue efectivamente para llorar. No tuvo recursos, no supo tomar riesgos, no supo cortar el ring, no supo controlar el ritmo ni imponer su actitud. Ortiz lo controló, lo hizo fallar, lo expuso, lo superó en cantidad de golpes lanzados, en cantidad de golpes conectados y manejó los tiempos de pelea de principio a fin. Sin embargo, los jueces le dieron la victoria a Lopez. Tim Cheatham 115-113, David Sutherland 115-113 y Steve Weisfeld 117-111. Esta última tarjeta fue bochornosa.
Un nuevo despojo en Las Vegas y un Teófimo que fue bajado a la realidad de su nivel, por un rival elegido, un rival a modo y que no aún no ha llegado al primer nivel.
En el video tienen mi segunda mirada a otra pelea decepcionante y que pone directamente en tela de juicio, el criterio de la OMB para venerar con tanta pompa a un super campeón que no consigue dar la talla donde corresponde: el cuadrilátero.