El día después de su derrota no fue fácil para Robeisy Ramírez. Ha recibido garrotazos de todos lados, hasta de sus fanáticos y sus colegas. Que un boxeador renuncie, para algunos de sus seguidores, fue como una traición inaceptable o un golpe a su santa madre. Elijan el que más les guste. El asunto es que luego de la renuncia, la derrota, la fractura del hueso orbital y el escarnio, Ramírez debe tomar una decisión con su carrera y tiene dos caminos. Se llama a silencio, acepta los garrotazos sin piedad que no dejarán de llegar a su espalda e intenta seguir sin cambiar nada. O de lo contrario se rebela, da un grito de guerra, cambia todo y va ‘con los codos por delante’ a pelear el resultado en los escritorios de la Comisión Atlética de Arizona y de la OMB.
Haga lo que haga, su decisión tendrá consecuencias y entre esas consecuencias la más trascendente está en la tapa del libro: ¿mantendrá su entrenador o cambiará de esquina? Este análisis va hasta el fondo del tema, está dirigido a fanáticos inteligentes y para opinar sobre el mismo, inevitablemente, hay que escucharlo hasta el final.
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O de lo contrario se rebela, da un grito de guerra, cambia todo y va ‘con los codos por delante’ a pelear el resultado en los escritorios de la Comisión Atlética de Arizona y de la OMB.
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Esto es rebelarse? Mira vos…