Pedro Guevara y Carlos Cuadras piensan en el mundo del WBC… tanto es así que han trotado alrededor de él, para disputar su título interino.
Ambos estaban en los vuelos maratonianos a la Convención del WBC en Tashkent, Uzbekistán. En una final de lujo para la Convención se disputarán este título. Es una forma de volver a la cima. Pedro es un ex campeón de peso minimosca del WBC, mientras que Carlos es un ex campeón de peso supermosca del WBC.
La azafata le ofrece a Pedro un sándwich y una botella de agua, en el primer tramo del vuelo desde la Ciudad de México. Los guarda con tacto y cuidado en su mochila. Pesa sólo tres libras por encima del requisito de peso supermosca estipulado y perderá las onzas sobrantes corriendo y trabajando con guantes, después de descansar y aclimatarse a Tashkent. Todo ya está listo.
Mientras despegamos, dice: “Carlos tiene más experiencia que yo. Pero tengo más hambre y ese será el factor ganador. El vencedor de nuestra pelea podría pelear contra el campeón absoluto Juan Francisco Estrada si se mantiene en este peso. Es un peleador muy inteligente”.
Tanto Pedro como Carlos quienes son originarios de Sinaloa, llevan tres meses entrenando para este combate. Pedro se preparó en Mazatlán y antes del vuelo se ejercitó en el Gimnasio Pancho Rosales de la Ciudad de México. Carlos ha trabajado en la espartana zona otomí. Encontró una manera de entrenar y correr en Estambul, de camino hacia aquí.
En broma, a Carlos, quien siempre es un joven de treinta y cinco años, 40-5, 27 KO, le encanta burlarse de sus oponentes con la broma de que tiene una dosis de medicina dura para ellos. Pedro sonríe asegurando que tiene su propia solución paliativa.
Perdro se golpea fuerte. Ambas manos, justo debajo de la muñeca. El legado de las fracturas curadas. Su rostro no tiene marcas. Puede boxear y pelear.
Su récord es 49-3, 22 KO’s. Un año menos que su rival, 34 años.
Como abogado capacitado, está decidido a seguir una trayectoria de vuelo como águila legal.
Él y Carlos tienen una larga historia que se remonta a sus días de aficionados cuando Carlos ganó el oro en los Juegos Panamericanos.
A lo largo de sus carreras, ambos hombres en ocasiones han entrenado juntos y han practicado sparring. Conocen bien el estilo de cada uno. Son amigos, pero ambos enfatizan que esto solo es posible antes y después, pero no durante esta pelea decisiva. Ambos han llegado lejos en sus respectivas carreras y han viajado tan lejos en este viaje… demasiado lejos para perderlo. Pero ese destino le sobrevendrá a uno de ellos.
Cuando dos mexicanos pelean, una guerra de boxeo está en las cartas y en las runas. Como dice el refrán: “Soy mexicano. Siempre luchamos hasta el final”. Uzbekistán, que tiene una larga y rica historia del boxeo, saboreará la ruta de las especias que conduce a una apasionante epopeya de orgullo latino. ¡Será una pelea increíble!
Durante el vuelo, Pedro se cubre la cara con una toalla azul y se baja la capucha de su sudadera mientras los motores del Airbus de Turkish Airlines rugen en un cielo azul despejado. Dormita intermitentemente en su propio mundo, buscando volver a estar en la cima… al igual que Carlos.
Esta pelea será un glorioso despertar Verde y Dorado.