Marcos Antonio Barreras y Ricardo “Finito” López tienen instrucción universitaria; en el caso de Finito, hay una trascendencia de estudios superiores por parte de sus progenitores. Oscar de la Hoya también tuvo acceso a estudios de “college” en este país.
Cuando estos individuos hablan, usted sabe que han estudiado por la forma cómo se expresan y cómo analizan cualquier tema.
Pero, con la excepción del judío Mike Lee o del “intelectual” Gene Tunney, nadie ha visto nunca a un médico o un egresado universitario, en ningún lugar del mundo, preparándose para una pelea de campeonato como amateur o como profesional.
Perdón, dije en cualquier lugar del mundo cuando debí decir “menos en Cuba”, donde, con desfachatez, se dice que cualquier boxeador es un graduado universitario.
En el caso de Stevenson, la prensa oficialista comentó hace 30 años que era “ingeniero agronomo”.
Hoy, porque nadie cree eso y menos cuando siguen boxeando, a pesar del millón y medio de “disponibles”, el título es Licenciado del Instituto Superior de Cultura Física y Deportes Manuel Fajardo, ¿Por qué? Pues porque el buen entendedor sabe que eso no es más que un instructor de educación física, que utilizará muy poco lo aprendido si es que aprendió algo y, lo que sabe de boxeo, le será imposible de desarrollar con alumnos, porque ahí están otros que nunca boxearon ni saben nada del oficio para “ensenar” los requerimientos de “la escuela cubana de ese deporte”, que enseñan mucho mejor otras cosas de más interés para el gobierno, que lo deciden todo en Cuba a la hora de optar por un puesto de trabajo hasta la posibilidad de tomar un avión a un evento internacional…
En algunos países de Latinoamérica existen barrios que, por circunstancias especiales, el boxeo se convirtió en actividad especial con miras a vivir del mismo; consecuentemente, los señalan como “cunas de ese deporte” de manera exagerada y pintoresca.
En La Habana los barrios Cayo Hueso, Los Sitios, San Leopoldo o Pueblo Nuevo, junto a Jesús María, Mantilla y Atares, cumplieron su rol en cuanto al desarrollo del boxeo, porque algunos gimnasios importantes estuvieron situados en aquellos y por la masividad juvenil para la práctica del deporte antes de 1960.
En estos tiempos, los exponentes máximos del boxeo cubano llegan de Oriente, porque es la provincia más castigada por la necesidad y la hambruna generalizada y de Pinar del Róo, porque fue la última que llegó al concierto en cuanto a posibilidades de masividad y todavía es la única que no tiene un campeón mundial profesional, diana que han hecho las cinco restantes desde Kid Chocolate para la capital.
La historiadora Tiziana Bertaccini, luego de estudiar las características del barrio llamado Tepito, en el corazón de la capital mexicana, escribió su interesante ensayo “Ficción y Realidad del Héroe Popular”.
Tepito es el barrio que la mayoría de los capitalinos señalan como “la cuna del boxeo mexicano”; porque siempre fue una zona de pobreza endémica, que condujo a su juventud por los sórdidos caminos del alcoholismo, la prostitución, la droga y la delincuencia, vicios que, cuando se juntan, producen la inequívoca clasificación de barrio violento y peligroso. En el caso de Tepito, todavía lo exhibe.
El boxeo, dicen, alguna vez pretendió ser una actividad noble, pero lo malogró su organización, su pasado, su marginalidad y el que sea terreno de espacios solo reclamables para los duros; de ahí que usted no vea hijos de clase media ni de clase alta como competidores ni a ingenieros ni a dentistas ni a abogados…
Tepito es un barrio de patios de vecindad, que es el equivalente del solar habanero, en el que los niños comienzan a fraguar su personalidad dura y de pleiteros pronto, porque la calle les espera con una dosis más mucho más exagerada de la misma medicina.
El barrio contó alguna vez con más de un gimnasio donde los jóvenes vertían todo el resentimiento, odio reprimido, contra el orden social que no los dejaba desarrollarse con normalidad como gente de bien.
Allí aprendían a boxear, allí le daban rienda suelta al instinto violento que les creaba una sociedad realmente injusta. Desde allí salían a comerse el mundo más que a un oponente en el ring.
Uno de los más grandes símbolos del boxeo mexicano de todos los tiempos fue facturado en Tepito: Raúl “Ratón” Macías, campeón mundial en 1954, que siempre acostumbraba a decir que “A mi manager y a la Virgen de Guadalupe les agradezco todo”.
Macías tuvo fama de ser un tipo tranquilo, decente y sencillo, ferviente católico, muy ligado a la política por el PRI o Partido de los Generales de la Revolución, se le llamaba “el Campeón del Partido”.
Según Tiziana Bertaccini, Macías acoplaba perfectamente con la categoría de héroe de multitudes. El otro gran boxeador hecho en el barrio fue Rubén “Púas” Olivares, campeón del mundo en la década de los 60´s y los 70´s; pero, a diferencia de Ratón, se le consideraba un antihéroe por su afición desmedida al rock, a las drogas, por su alejamiento del PRI -pareciera una condición como la relacionada con el Partido de Castro en Cuba para ganar notoriedad y obtener posibilidades-, y de la religión.
Ahora, el verdadero representante del barrio, por su personalidad pendenciera y marginal, es Olivares, porque esos barrios son así y los elementos que salen de ahí, también.
Tal vez en la historia del boxeo solo Ratón Macías y Oscar de la Hoya sean reflejos inexactos de su procedencia; porque entre el Este de Los Ángeles y Tepito no hay diferencia y, tanto uno como el otro, son de importancia capital para el boxeo, incluso americano, por un elemento: el mexicano o el pugilista de ese origen, a fin de cuentas, sello de garantía del boxeo mundial.
Hoy Tepito, a pesar de que el entrenador Juan Vera lo quiere renacer, ha dejado atrás el boxeo y ya no hay masividad, contradictoriamente, el índice de violencia supera cualquier época, lo que ocurre es que ese joven que antes se ponía los guantes y le daba al saco, al sparring-partner y al contrario, hoy maneja una Smith & Wesson, una mágnum o una AK-47 y sale, con el mismo odio, a descargarle a cualquiera que considere culpable de su frustración un peine de balas.
3 comentarios
Que triste que lo que en la antiguedad fue una zona honesta, a travez de los ultimos 5 siglos decayo en un barrio de tan mala fama como lo es hasta hoyTepito. Nadie debe dudar que aun asi, debe de haber gentes trabajadoras y honestas en tal lugar, pero sin duda alguna, es un lugar peligroso de transitar en ciertas horas o cuando no hay comercio de “falluca” durante las horas del dia.
Sin embargo, creo justo mencionar la pelea de campeonato mundial entre dos universitarios que ahora me llega a la mente en los 79s, fue entre: El Sonorense Carlos Palomino vs. Armando Muniz del Sur de California, tal vez, del Este de Los Angeles. Por cierto, si no estoy equivocado, ya se habian graduado con sus respectivos titulos universitarios.
Tambien se dice que los hermanos que son actuales campeones mundiales del peso completo tienen doctorados.
El texano, Juan Diaz, de origen mexicano, se dice que es tambien universitario.
De Oscar De La Hoya, segun creo, solo tuvo aspiraciones a la carrera de arquitectura en UCLA, University of California at Los Angeles, pero como se saco la loteria al ganar la primer batalla contra Julio Cesar Chavez padre, se olvido de tal cosa. Cuando este peleador olimpico era amateur, ya tenia la cualidad de hablar como lo hace ahora. Como campeon mundial, supo usar tal capaciadad de palabra para esquivar a los peleadores peligrosos con sus declaraciones.
JUAN MANUEL MÁRQUEZ Y SU HERMANO RAFAEL, SON AMBOS PROFESIONISTAS
HABLAMOS DE GENTE QUE SIENDO PROFESIONISTA, SE METE DE LLENO AL BOXEO, LA MAYOR PARTE DE LOS QUE HAN DESTACADO, POSTERIORMENTE SE HICIERON DE ALGUN TITULO UNIVERSITARIO, ANTES NO, A EXEPCION TAL VEZ,DE JACKY NAVA, CAMPEONA MUNDIAL SUPERGALLO DE LA AMB, QUIEN DESDE QUE INICIO EN EL BOXEO, YA ERA TITULADA.