Éxito. Esa es la definición de los ayer sucedido. Éxito en lo personal, deportivo y humano. Éxito para el esfuerzo de los organizadores de la velada, que tras la tensión de afrontar unos elevados costes económicos, pudieron paliar tanta pérdida con la presencia en masa de unos aficionados de 10, ejemplares, que disfrutaron y colaboraron para el buen desarrollo del evento.
Éxito también en lo deportivo. Fue un espectáculo posiblemente largo, con algunas interrupciones, pero los combates dejaron muchos aspectos positivos que aún son comentados entre los ayer presentes. Los reconocimientos deben ser primero para la iniciativa de aquellos que, sin televisión, creyeron ayer -hoy más después de lo visto- que el boxeo es posible; Debe recalcarse que el boxeo en España depende de los aficionados y no de las televisiones, esa es la lección por todos aprendida ayer. No se debe olvidar la nobleza y el derroche de facultades que nos dieron los deportistas que participaron en todos y cada uno de los combates de ayer, sin olvidar reconocer que también el premio es para los aficionados que demostraron que el boxeo no está muerto y que, después de lo visto, saben que a no mucho tardar Algete volverá a vestirse de gala para albergar otra cita con el deporte de élite.
Ya una hora antes del inicio de la velada, mientras la organización daba los últimos retoques, las colas en la puerta del pabellón empezaban a ser delatadoras de la expectación que apuntaban los aficionados. En la previa, por anticipado, se habían vendido el 70% de las entradas puestas a la venta y finalmente, como en las grandes ocasiones, las 2.600 localidades fueron vendidas antes incluso del inicio del evento y se colgó el cartel de “No hay localidades”.
Los combates.
En el combate de fondo, a la distancia de 6 asaltos de tres minutos, pudimos ver la vuelta del madrileño Pablo “Huracán” Navascués tras su combate nulo frente a Javier Castillejo. El rival de Pablo era un púgil belga, de Brujas, de rostro pálido y de profunda mirada azul con marcas de más de mil batallas en la piel que responde al nombre Mike Algoet. La vuelta del hombre que empujó al adiós a Castillejo ya era en sí un motivo más que suficiente para estar allí, pero la condición de zurdo y experimentado de Algoet daba un poco más de morbo a una noche en la que todos esperaban ver y saber si el “Huracán” está preparado para afrontar un campeonato mundial antes de que acabe el año.
Pablo salió bien presentado, con el mismo calzón rojo y medias blancas “NBA” que sacó en la mágica noche de La Cubierta de Leganés, su listón quedó demasiado alto después de aquella noche y su mentalidad era la de salir a dar un extra de más para no decepcionar a su cada vez mayor número de incondicionales. No tardó en descifrar el estilo de Algoet, zurdo y extraño, pero con la peculiaridad de moverse en la dirección de un diestro. Pablo jugaba con la distancia, se acercaba, trataba de encerrar a Algoet en la distancia de la verdad para medirse de poder a poder pero en cambio encontró respuesta por parte del belga que, cuando se sentía acorralado, lanzaba auténticas piedras en todas las direcciones y desde todos los ángulos; Había peligro. Pablo hizo un buen trabajo, aplicó buenas manos y ganó claramente el combate pero debe aprender algo de la noche de ayer. Sólo en un par de ocasiones hizo lo que jamás debe hacerse cuando tienes delante a un zurdo y es, precisamente, quedarse estático y a tiro de su mano de poder. En una de esas ocasiones, estando mal posicionado de piernas, una izquierda alcanzó a Pablo que literalmente voló por el cuadrilátero del Duque de Algete. Se levantó bien, sin ningún síntoma, y desde que se levantó su trabajo le hizo llevarse la victoria claramente a los puntos teniendo en algunas fases sentido a Algoet.
Otra noche más en la “oficina” de Pablo y habrá que estar atentos en los próximos días ya que en breve puede que se produzca la noticia que lleva esperando varias semanas.
Anteriormente, también a 6 asaltos, Rubén Varón volvió. Sin más. Sólo así se debe decir, Rubén Varón ha vuelto con todo lo positivo que ello conlleva. El ex – campeón de España y de la Unión europea del peso Superwelter había dicho en la previa que regresaba, que su maltratada mano derecha estaba al 99% y que se sentía como un debutante con ganas de volver a disfrutar en el ring. Así lo hizo.
Rubén se enfrentaba al voluntarioso boxeador rumano Rafael Chiruta, un combate en el que de verdad se comprobaría si la mano derecha del Alcalaíno estaba bien ya que con una sola mano no se pueden detener los brutales ataques del rumano. El combate comenzó con un Chiruta agresivo, esperando las entradas de Varón, para lanzar sus voleones sobre el rostro del español. Por su parte Rubén se movía, mostraba elegancia y saber estar, tocando con la izquierda y moviéndose, esperando su momento mientras blocaba lo que Chiruta lanzó durante los dos primeros asaltos.
Ya en el tercero Varón encontró el camino, aquel que le hizo temible en su debut, la zona hepática y el plexo. El trabajo de demolición del alcalaíno empezaba a mostrar efecto y los ataques de Chiruta se redujeron al mínimo mientras Varón se quedaba en la media distancia buscando ángulos inverosímiles, era el Varón que todos recordábamos en estado puro. Al finalizar el tercer asalto Chiruta no se sentó, no podía, estaba de pie y con arcadas; roto. El cuarto asalto fue el final, Varón tardó 30 segundos en volver a apretar el botón de la destrucción en el hígado de Chiruta y este, de pie, se dobló hacia adelante pero no quiso rendirse, era bravo, no aceptaba la derrota y sólo el árbitro pudo detener la voluntad de Chiruta que no quiso arrodillarse pese a estar derrotado.
Varón levantó el puño, se abrazó a José Valenciano y la emoción le embargó al comprobar que, después de tres años boxeando al 30%, ha vuelto y esta vez es con la idea de la reconquista. Primero quiere aspirar al título de España, si lo consigue entonces volverá a soñar. Es otro Varón, más maduro y sin la ingenuidad que a su carrera pudo haber dado en el pasado la falta de madurez; simplemente es otro Rubén Varón, el que nos enamoró años atrás. Simplemente Varón.
La emoción y la garra, por no decir los OVARIOS –sí, con mayúsculas- los puso Soraya Sánchez. La de San Blas se medía a la correosa francesa Isabelle Leonardi y de premio, si vencía, le habían garantizado hacer el campeonato de Europa del peso Gallo.
La madrileña es brava, dura, ambiciosa y soñadora cuando de boxeo hablamos y ese estímulo le convertía en un enorme tempano de hielo, de voluntad inquebrantable, que daría lo imposible por caminar detrás de su sueño y eso es lo que precisamente nos ofreció, una nueva Sorayina.
Y Sorayina se debe llamar a lo que esta boxeadora del Barceló nos regala cuando sube a un ring. Salió sin miedo, con ganas de descifrar el estilo de una francesa que le aventajaba en envergadura y experiencia y se encontró en el primer asalto con la constatación de que su noche iba a ser de 6 asaltos plenos de esfuerzo, amor propio y sufrimiento. Mucho sufrimiento.
Ambas boxeadores lo dieron todo, sus cruces y combinaciones en la media y corta distancia hicieron vibrar al respetable que no dejó de animar en ningún momento. A fases Soraya, a fases Leonardi, las dos parecían estar por encima y la sensación de igualdad hizo pleno en la inquietud de aquellos que nerviosos esperaban por ver cómo se definía el combate. En los 2 últimos asaltos Soraya lo tiró todo, desmelenada, con cara de sufrimiento sacó de donde no quedaba y ese último esfuerzo le hizo sacar ventaja en las cartulinas.
Mientras se sumaban las puntuaciones las cámaras de Antena 3 y Tele 5 subieron al ring para tomar posiciones. Soraya arrastra interés mediático y esos medios querían ser testigos de excepción del drama de saber si los sueños continentales de la madrileña seguían o se desvanecían. Los sueños siguen, Soraya se apuntó la victoria y de camino al vestuario la alcaldesa de Algete, Inmaculada, mostró su admiración a la boxeadora y le prometió hacer lo imposible por traerle el campeonato de Europa ante las cámaras de televisión. Propuesta aceptada Inmaculada. Que siga la Sorayina.
Javi Vega, campeón de España del peso Welter, tuvo que trabajar duro para vencer a los puntos en 6 asaltos a un correoso y voluntarioso David Pulido. Vega, que en la previa habló de la importancia de este combate para poder demostrar que puede defender su corona nacional con cualquiera, comenzó el combate muy cómodo y mostrándose superior a un Pulido que parecía estar afectado por la inactividad que arrastraba en su carrera en los últimos 2 años. Tocaba con la izquierda, doblaba con la derecha y se movía. No era blanco fácil para el canario, hasta en el primer asalto abrió una brecha en la frente de Pulido, parecía un paseo militar.
En el tercer asalto el guión cambio y el canario despertó de su letargo para sorprender a un Vega que llegó pensativo a su rincón, no estaba todo hecho. A partir del cuarto Vega recuperó el control pero las peligrosas manos de Pulido hicieron que hasta el final del combate la emoción aumentase. La victoria fue justa y clara para un Javi Vega que ya espera que, en breve, le anuncien el nombre del rival y la fecha en la que defenderá su campeonato nacional.
La traca o película de humor llegó en el combate de Amaro Diallo. El búlgaro, ya en el pabellón, descubrió que Raúl Saiz, su rival esa noche, había decidido dar la “espantada” por la mañana y que no iba a presentarse a pelear pese a estar en Algete y haberse pesado el día anterior. A esa hora estaba en un tren con dirección a Barcelona.
La organización consiguió convencer al siempre dispuesto Raúl Asencio que, desde Villarreal, marchó rumbo a Madrid vestido de boxeador de emergencia. Los 6 asaltos fueron claros para un Amaro Diallo que, tras su operación de retina en el ojo, ha demostrado que está listo para mayores retos. Pese a todo, lo mejor del combate fue eso, que hubo combate.
Antes, en peso Supermosca, se vivió un interesante enfrentamiento a 6 asaltos entre Carlos Ruiz y el ex – campeón de España y de la Unión europea Lahcenne Zemmouri. Los estilos, desde los primeros compases del combate, quedaron claros y se vio a un Carlos Ruiz con mayor movilidad iniciar las acciones frente a un Zemmouri que esperaba las entradas del madrileño para contragolpear.
En el primer asalto una derecha recta y un crochet de izquierda de Ruiz mandó a la lona a Zemmouri, pero el potro de la Torre se levantó en perfecto estado y tuvo tiempo de demostrar que el combate no estaba ni mucho menos decidido. Fue un combate a fases, de tú a tú, en el que los jueces dieron vencedor a Carlos Ruiz ante el cabreo y malas formas de un Zemmouri que clamó desde el cuadrilátero que le habían robado y le exhortó a Ruiz a volver a boxear a 10 asaltos cuando quiera ya que se considera superior a él.
Carlos miró, trató de razonar, no pudo y antes de irse le dejó claro a Zemmouri que miedo no le tiene, que cuando quiera se volverán a enfrentar y que el único peligro que tiene es la cabeza, elemento que usó en varias ocasiones pese a las innumerables advertencias del árbitro que, por cierto, le avisó mucho pero no le quitó ningún punto.
Junior Kiditu noqueó en dos asaltos a Alejandro Pons. En la noche de los debutantes fuimos testigos de un destello que, con la fulgurante forma de un trueno, puso patas arriba el polideportivo Duque de Algete. Ese trueno no es otro que Junior Kiditu. Junior, boxeador de origen angoleño que encontró refugio político en España, se presentaba en el boxeo de pago frente al valenciano Alejandro Pons.
Tras un primer asalto cargado de intenciones, con cruces que como firma llevaban la sombra del KO, observamos que el dramatismo podía mascarse en cualquier momento por la valentía y riesgos que aceptaban ambos boxeadores. En el segundo asalto, tras un cruce, Junior cazó de lleno a Alejandro Pons que visitó por primera vez la lona. El valenciano, valiente como siempre, se ha levantado para seguir la pelea pero una durísima derecha de Junior volvió a mandar a la lona a su rival. Cayó como un auténtico plomo. El árbitro, el señor González, decidió poner el punto y final ante el mal estado que presentaba el valenciano. Kiditu, debut, victoria e impresión.
En el primer combate profesional de la velada vivimos el debut en el campo profesional de José Arturo Blanco que, en el peso Superpluma, se enfrentó a Fernando “La pituca” González, púgil asturiano que llegó a la cita de Algete con un registro de 1 victoria y 3 derrotas.
Al final del combate la victoria, por decisión unánime, fue para el debutante Blanco que realizó un aceptable debut. El primer asalto se caracterizó por el empuje del debutante que, lejos de asustarse por el impresionante lleno que registraba el polideportivo Duque de Algete, quiso agradar y empezó tratando de llevar la iniciativa frente a la movilidad de su rival asturiano. Lo cierto es que en el tercer asalto quedó de manifiesto que Blanco estaba por encima de un rival que parecía estar algo mermado físicamente hablando. En el último asalto José Arturo se dedicó a moverse y a esperar a que el round finalizase para concluir llevándose la victoria por decisión unánime. José Arturo Blanco dijo: “Me he encontrado muy bien, sin nervios pese a ser mi debut. Creo que he podido realizar un gran trabajo y quedo a la espera de mi próximo combate”.
1 comentario
Excelente crónica…pero falta que se hablase un poquito más de los 3 buenos combates amateur que se presenciaron….
Un Saludo,