A pesar de su vasta historia, el boxeo mexicano carece de hazañas en las divisiones de mayor tonelaje. Los capítulos son amplios cuando hablamos de los pesos gallos, plumas o ligeros, pero se tornan pobres y hasta inexistentes cuando la categoría exige muchos kilos. De welter hacia arriba, no hay demasiado para presumir. Sin embargo, no se trata de un asunto que tenga relación con la calidad, sino con la condición natural del físico del pugilista nacional y del mestizo, en términos generales.
Un primer round atrevido del sonorense Manuel “Pulgarcito” Ramos ante Joe Frazier, en junio de 1968, con el título de los completos en juego y la conquista del campeonato mundial semipesado, versión OMB, por parte del sudcaliforniano Julio César González, en 2003, son hasta ahora las máximas proezas del boxeo mexicano en las llamadas divisiones grandes.
Tradicionalmente, los pesos pesados mexicanos nunca han sido tomados con seriedad, sino por el contrario. Asistir a una función y apreciar que la cartelera incluye una contienda en la categoría de los completos, provoca que el aficionado prepare sus mejores carcajadas para la hora en la que el par de gorditos aparezcan en escena. El escarnio siempre ha predominado por encima de la admiración, cuando de nuestros mastodontes se trata.
Los antecedentes no son los mejores, pero siempre estará latente la posibilidad de darle un vuelco a la historia. Y así lo entiende Julián, un joven de 1.94 metros de estatura y 105 kilos de peso, que, paulatinamente, empieza a concentrar los reflectores en su natal Tijuana. De entrada, su físico impone; hay que verlo hacia arriba y es inevitable imaginar el daño que podría causarte si te pusiera un puño encima. Cumple sin ningún problema con aquella frase que aplicamos cuando una persona no niega lo que es, aunque no haya pronunciado palabra alguna: “Para ser, primero hay que parecer”. El muchacho es educado y carismático; cae bien al primer contacto. Y, por si no fuera suficiente, es hijo de Pedro “Pitbull” Fernández, una de las leyendas que ha dado México en lo que a Kick Boxing se refiere.
Julián Fernández no rehúye en ningún momento al reto, incluso le ilusiona, y habla de la disciplina como un recurso primordial, cuando de buscar el éxito se trata. De la mano de su entrenador, Juan José Ramírez, acumula hasta el momento un récord invicto de siete victorias con cuatro nocauts.
“La idea es hacer historia. Lo más destacado que se recuerda en esos pesos es la pelea que le hizo el ´Pulgarcito´ Ramos a Joe Frazier en los sesenta; lo puso mal en el primer round, pero fue todo lo que pudo hacer porque Frazier se recuperó y se lo acabó en el siguiente round… es lo máximo que ha hecho el boxeo mexicano en pesos completos. Pero estamos trabajando para cambiar la historia, y vamos muy bien. Creo que podemos hacer algo que llame la atención”, dice el pugilista de 24 años de edad, en el interior del gimnasio que administra junto a su padre.
“No es muy común que surjan en México peleadores de peso completo. Normalmente, cuando a la gente se le viene a la mente un peso completo mexicano, piensa en un boxeador chaparrito, gordito, que realmente no pelea en su peso natural. Nuestro plan es cambiar ese estereotipo que se tiene del peso completo mexicano y que nos identifiquen como un peso pesado alto, fuerte, atlético y rápido. Queremos competir a nivel internacional y buscar, ¿por qué no?, un campeonato mundial”, agrega Fernández.
-¿Cómo ha sido hasta el momento tu experiencia en el boxeo?
“Muy buena. Empezamos con el pie derecho. Desde amateur me ha ido bien. Hice aproximadamente 15 peleas y fui campeón estatal. Y en el ámbito profesional no ha sido la excepción. Nos ha sonreído la fortuna en el boxeo. Llevamos hasta ahora un récord invicto de 7-0 y, desde que debutamos, empezamos firmados con la promotora Azteca, que nos ha ayudado mucho. Hace un año de todo eso y creo que hemos progresado bastante”.
El peso completo tijuanense echa el tiempo atrás con la memoria y nos habla de sus primeros pasos en el arte de fistiana.
“Mis inicios en el boxeo fueron un poquito complicados, porque empecé practicando el kick boxing. Hice 15 peleas en esta especialidad y me fui invicto, gracias a Dios. Pero me di cuenta que ya no había ni rivales ni eventos en Tijuana y en todo México. Tuve la opción de practicar vale todo, pero es complicado si no aprendes lucha. Entonces, sabemos que el boxeo nunca va a pasar de moda, y me pareció apropiado iniciar una carrera en esta especialidad. Curiosamente, en todas las peleas que realicé de kick boxing acabé a mis contrincantes utilizando la técnica del boxeo. Realmente no tiraba muchas patadas; mi fuerte era arriba, con los puños. Y así fue como mi padre me sugirió que lo intentara como boxeador”, relata Julián.
-¿Fue complicado el cambio de kick boxing al arte de fistiana? ¿Existe algún detalle con el que hayas batallado?
“Hemos batallado bastante con la guardia. La diferencia es que en el boxeo la guardia es más perfilada y en el kick boxing es muy abierta. Es un detalle que nos ha costado mucho, pero ahí vamos. Entrené un año entero para poder debutar en amateur”.
En este sentido, Juan José Ramírez, su entrenador, juega un papel determinante.
“Vamos a ir puliendo estos detalles. Para eso está Juan José, quien todos los días me enseña algo en el gimnasio. Él es muy importante en mi carrera; es mi entrenador, pero también es un excelente amigo… siempre está al pendiente de mí. Sinceramente, no pude caer en mejores manos en el ámbito boxístico. Es un excelente entrenador, que empieza a hacerse notar con las victorias que han obtenido algunos de los boxeadores amateurs que tenemos en el gimnasio. Estoy muy agradecido con él”, expresa al respecto.
-¿Viste a tu padre sobre el ring, Julián? ¿Qué recuerdos tienes de su época como peleador?
“Mi padre fue un guerrerazo”, responde con orgullo. “Desde los cuatro años siempre fui a sus peleas. Me emocionaba mucho ver cómo encendía al público con su entrega. Él nunca decepcionó a sus fans, y esa es la razón por la cual la gente lo sigue queriendo en Tijuana”.
Hablar de su padre le modifica el rictus. De la seriedad, Julián pasa a un ligero entusiasmo. Los recuerdos se le apilan en la mente.
“Recuerdo su última pelea; se la aventó a los 46 años, una edad muy avanzada para subirte a un ring. Además, se había lastimado bastante en los entrenamientos y eso me tenía muy mal, muy nervioso porque sabía que iba con un rival muy fuerte. Yo subí a su esquina en esa ocasión y lo amenacé con detener la pelea si veía que lo ponían mal. La pelea era a cinco rounds y, gracias a Dios, mi padre acabó al rival por nocaut técnico en tercer round. Fue una experiencia que no olvido porque fue la primera y la única ocasión que estuve en su esquina. Los nervios se multiplicaron, porque no era lo mismo verlo de lejos desde las gradas que estar cerca de él y ser el responsable de su esquina. Al final de cuentas, la satisfacción fue enorme porque ganó la pelea y me quité una losa muy pesada de encima”, relata.
-Pero se la estás cobrando; los nervios ahora son para él…
Fernández ríe de manera espontánea y responde: “Sí, bastante. Yo también me pongo nervioso, pero trato de mostrar tranquilidad frente a él porque sé cómo se pone. Se preocupa por todo, pero afortunadamente no ha pasado nada malo hasta ahora”.
-¿Ser hijo del “Pitbull” Fernández puede ayudar en algo? ¿Es una ventaja?
“No, al contrario, es una desventaja. La gente espera mucho de mí. Yo no puedo darme el lujo de ofrecer un mal espectáculo. La gente nomás escucha que va a pelear el hijo del ´Pitbull´, y todas las miradas vienen hacia mí, todos voltean a verme. Los aficionados esperan ver algo del papá, esperan lo mejor de mí. Es una responsabilidad muy grande, una losa muy pesada, pero asumo el reto con mucha motivación”.
Consciente de que el boxeo no es para toda la vida, aun trascendiendo, Julián alterna los entrenamientos con su formación académica. No le ha resultado fácil, dice, pero se puede. Egresar de la facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) en los próximos meses, tendrá también su buena dosis de gloria.
“Es complicado, no te voy a decir que no, pero sí se puede. Es mentira cuando alguien se queja y dice que no se puede estudiar, entrenar y trabajar al mismo tiempo. Yo entreno boxeo, trabajo dando clases de kick boxing por las mañanas y en las tardes estudio en la UABC. No hay pretextos, cuando uno realmente quiere hacer las cosas”, asegura y luego agrega: “Mis tiempos son muy exactos. Si dejo de hacer algo que tenía que hacer, se me junta todo. Por eso no hay oportunidad a veces de salir con los amigos o la novia. Pero son sacrificios que deben hacerse para cumplir las metas que uno se plantea. Disciplina, es la palabra clave en todo esto”.
-¿A quién admiras en el boxeo? ¿Quién es tu prototipo a seguir?
“Muhammed Alí es la figura más representativa para mí, y siempre trato de emularlo. También admiro mucho, obviamente, al campeón Julio César Chávez. Como peso completo, me gustaba mucho Mike Tyson, por la fuerza que tenía. Y, por último, no puedo dejar de mencionar a Juan Manuel Márquez. Estos cuatro boxeadores son mis favoritos”.
En lo que concierne a su estilo, nos dice:
“Soy un boxeador al que le gusta ir hacia enfrente, casi no me gusta jalarme hacia atrás. Obviamente, utilizo mucho mi distancia por mi estatura y porque hasta el momento no me ha tocado enfrentar a un rival más alto que yo. La distancia y la velocidad son las características más importantes de mi estilo. Lanzo combinaciones cortas de dos o tres golpes y cuando pongo mal al contrincante no lo perdono. Hasta ahora llevo cuatro nocauts y estoy contento con lo que he logrado”.
-¿Cuál es la principal virtud que aprecias en ti mismo?
“Mi mayor virtud la pueden encontrar debajo del ring. Soy un boxeador disciplinado y eso se refleja allá arriba. No me considero un boxeador con un gran talento, pero trato de remediarlo con disciplina y corazón”.
-¿Te ves haciendo historia en el boxeo?
“¡Claro! Para eso estamos entrenando, para eso nos levantamos todos los días a correr. Vamos a llegar hasta las últimas consecuencias y puedo decir que vamos muy bien. No planeo echar los planes en saco roto. Voy a dar lo mejor de mí hasta donde tope”, puntualizó el tijuanense.
Edmundo F. Hernández Vergara
12 comentarios
Casi del tamaño del Zurdo… Le recomendaría que haga carrera en Cruceros aunque sea menos atractivo económicamente, son muchos kilos los de los pesos pesados actualmente, sobre todo el animal de Joshua y sus músculos desproporcionados… Por lo que creo que ganaría de calle a Wilder…
Si quiere hacer carrera que se mude para la USA porque en Mexico le va hacer muy dificil encontrar un rival de su tamaño , el que esta mas o menos de su tamaño es el Zurdo Ramirez y no quiere salir de las 168 libras . El otro es el cerdito Ruiz que por cierto hace rato que no se le ve en las noticias .
Pues a ver k tal le va por que esos de los pesos pesados son unos mounstros actualmente.
DE LO QUE SI ESTOY SEGURO ES QUE NO HAY UN SOLO ARGENTINO EN EL PLANETA TIERRA QUE PUEDA GANARLE A ESTE COMPA … FIERRO !!!!
Tigre
Aqui estan las maximas glorias del boxeo argentino en los pesos pesados.
Jorge alfredo dascola
Flavio eduardo moli
Sebastian el gordo ceballos
Jajajaja, lastima que en este foro no hay argentinos de verdad, si no seria el cage de risa con las burlas. Solo tenemos isleños resentidos y un centrakka decrepito.
Muy duro para un paisano destacar en este peso, hay que ver que cualidades tiene , primera vez que oigo de el
en categoria de pesados no destaca Mexico ni ningun pais hispanoamericano
HAY QUE RECOMENDARLE A ESTE CHAMO QUE NO USE DROGAS COMO CIERTO REINCIDENTE DE UNA ISLA CARIBEÑA
Chocorajas :
¿ COMO SE HIZO VOS UN HIKIKOMORI DE SOLOBOXEO?
¿FUE POR CULPA DE LA MEDICACION QUE LE RECETAN LOS LOQUEROS DE SU
HOSPITAL PSQUIATRICO ?
¿FUE PORQUE A VOS LO PARIO LA VECINA PORQUE A SU MAMÁ LE DABA ASCO….?
De millón a millón y medio de dólares es lo que le dan a un chavalo de 16 años cumplidos por firmar con un equipo de grandes ligas en el Baseball, esto hace muy difícil que un muchacho de 1.95 con manos rápidas, talento, atleticismo y fuerte pegada prefiera ser boxeador que pitcher en el baseball de la gran carpa, realmente los que se quedan en el boxeo es porque no tienen el talento suficiente para participar en deportes como el baseball o el basketball, es lo que pasa en Estados Unidos, primero está el Football, Baseball, Basketball y demás y a lo último está el boxeo, el talento se queda en otros deportes.
BGCH – Muy cierto tu comentario amigo… Además de que el nivel cultural de la gran mayoría de los que toman al boxeo como su deporte de profesión es normalmente bajo… Casi siempre vienen de probreza extrema y de un medio ambiente algo difícil, y miran en el boxeo una oportunidad de ganar dinero por lo que ya hacen a diario (pelear y pelear)…
Muchos de ellos logran hacer grandes cosas y regenerar su vida, gracias al boxeo… Encuentran un mentor y aprenden disciplina, ganan dinero y hacen una carrera a base de esfuerzo y sacrificio… Logran muchos resultados a pesar de que el apoyo del gobierno es nulo… Todo lo que logran es suyo propio porque les cuesta mucho sudor y sangre… Felicitaciones para todos ellos… Saludos
Faycan
Los músculos no ganan peleas aunque si creo que joshua tiene el suficiente boxeo para ganarse a wilder.
En cuanto al prospecto pesado mexicano pues parece bastante maduro e inteligente en sus respuestas y en lo parece ser disciplinado lo cual es clave en l boxeo, concuerdo con el Forista que menciono q debe mudarse a usa porq en mexico es dificil encontrar rivales buenos en esa categoria peso,una cosa es cierta y qie quede claro, el prestigio del boxeo mexicano sigue siendo grande aun sin campeones crucero o pesados, claro, si llegase a pasar eso solo seria un plus o la cereza del pastel a su rica historia y fama mundial, saludos foro