¿Cuál es tu combate de boxeo favorito? Rigby-Ayers encabeza mi lista

Muchos consideran a Castillo vs. Corrales (2005) como su favorito. Los fanáticos de una generación anterior eran parciales con Graziano contra Zale (1947), Pep contra Saddler (1949), DeMarco contra Basilio (1955) y Durelle contra Moore (1958). La “Guerra” entre Hagler y Hearns (1985) legítimamente encabeza muchas listas. Cuando Hearns salió rápido en la campana de apertura solo para ser recibido por un monstruo calvo, era una electricidad que hormigueaba en su mejor momento; Fue un caos anticipado.

Jorge Castro – John David Jackson (1994) fue un gran drama. Morales-Barrera (2000) y Vázquez-Márquez (2008) exhibieron luchadores mexicanos que combinaron la técnica con la propensión de un luchador y que equivalía a un cóctel atómico. Mancini vs. Frias fue bajo pero furioso.

La batalla de Bobby Chacon en 1982 con Rafael Limón, la más convincente y memorable de sus cuatro peleas, fue un clásico y la batalla de Chacón al año siguiente con Cornelius Boza-Edwards fue legendaria. El primer Gatti vs. Ward está en el extremo superior de muchos bancos de memoria y, por supuesto, las peleas de Ali con Frazier y con Foreman están allí junto con el frenesí de Pryor vs. Arguello (1982).

Lyle y Foreman intercambiaron bombas y derribos en 1976. Luego, en 1992, Michael Moorer y Bert Cooper hicieron lo mismo. Estas dos peleas podrían ser fácilmente las favoritas de alguien. Sin embargo, el Nardico-Norkus ocho derribo del Pier Six en 1954 era esencialmente la vieja escuela y está en muchas tablas de clasificación. Bajo el radar Muriqi vs. Ahmad (2002) era una escuela nueva, pero podría ser cualquier escuela por su caos de ida y vuelta.

El slugfest de Tommy Morrison contra Joe Hipp en Reno en 1992 fue “crujiente de huesos”. La mandíbula de Morrison y sus dos manos estaban rotas, pero Joe perdió a través del paro del regreso del noveno asalto por el “Duque”. Para no quedarse atrás, Hipp sufrió una rotura completa de sus pómulos.

Bruce Curry y Monroe Brooks presentaron su propia versión de “To Live and Die in LA” en 1978 en el Auditorio Olímpico. Para aquellos que presenciaron la quinta ronda del increíble salvajismo de Somsak Sithchatchawal vs. Mahyar “Little Tyson” Monshipour en 2006, Brooks-Curry estuvo así durante casi nueve rondas completas. Ninguno de los dos murió en Los Ángeles; ambos vivieron, pero de diferentes maneras.

Por lo tanto, parece que todo fanático, aficionado o escritor serio tiene esa pelea favorita, la que es indeleble y está encerrada en la memoria como si fuera concreta. Aquí hay varios en mi lista:

Lee Roy “Oro sólido” Murphy vs. Chisanda Mutti (1985)

Uno de los sucesos más singulares en un combate de boxeo ocurrió en Montecarlo en 1985, cuando el Chicago Lee Lee “Solid Gold” Murphy (el titular del peso crucero de la FIB) y el robusto Zambian Chisanda Mutti anotaron simultáneamente brutales derribos en los últimos momentos de la pelea. Murphy, gravemente herido, apenas superó el conteo del árbitro Larry Hazzard, mientras que Mutti permaneció abajo y fue contado. La multitud estaba levantada y rugiendo de incredulidad. Mutti tuvo que ser ayudado desde el ring.

Esta no era una película de Rocky; Esto fue real e inolvidable y se produjo después de una 11ª ronda que tuvo que ser visto para creerlo. De hecho, toda la pelea involucró intercambios de balancines que fueron del tipo que termina la carrera.

Carl Thompson vs.Ezra Sellers (2001)

“Thompson parece estar lastimado por cada disparo que toma, pero nuevamente Sellers”. —Spencer Oliver

En lo más alto de mi lista está Carl “The Cat” Thompson contra el difunto Ezra Sellers, un partido clásico en 2001 (con el arbitraje un tanto recalcitrante pero principal de Steve Smoger) que implicó al menos seis derribos oficiales; Thompson golpeó la cubierta cuatro veces, Sellers dos veces. Este no fue un combate de boxeo, sino más bien una pelea sin límites entre dos pegadores muy emocionantes.

Al entrar en la tercera ronda, ambos hombres se habían tambaleado y caído con fuerza; ambos estaban a punto de ser puestos a dormir. Finalmente, Sellers se convirtió en Sandman cuando KOd The Cat en la cuarta ronda con un contraataque en el gancho derecho, terminando una racha ganadora que comenzó después de que Thompson perdió contra Johnny Nelson en 1999. Thompson había sido derribado muchas veces, pero siempre se levantaba . Esta vez fue separado de sus sentidos y enviado a Feline Dreamland. Finalmente se levantó del lienzo para aplaudir a la multitud aturdida y preocupada.

Mi número uno: Michael Ayers vs. Wayne Rigby (1 de julio de 2000)

“Mirando a los rasgos aún más maltratados que los suyos, Michael Ayers podía decir por la mirada de resignación en los ojos de Wayne Rigby que su oponente había terminado”. El fuego que ardió ferozmente durante 10 rondas había sido apagado. Luego, con Rigby indefenso y el árbitro estadounidense Arthur Mercante Jr. dudando, llegó un momento único en el boxeo ”. – Mike Lewis, The Telegraph

… Un crédito para el deporte f—– casi me hizo llorar, me habría vaciado los bolsillos y lo habría tirado al ring. – cartel llamado Tony Stephenson

Fue un brillante ejemplo del viejo juego de lucha en su máxima expresión . – Mike Casey

Esta pelea, que tuvo lugar en el Bowler’s Arena en Manchester, Reino Unido, tenía todos los ingredientes para un clásico polvo británico y no decepcionó. Y como Mutti-Murphy, también involucró acontecimientos únicos. Los participantes fueron el sustituto tardío Wayne Rigby (17-5) de Manchester y Michael “Shaka” Ayers (28-3-1) de Londres. “Shaka” fue el titular de peso ligero de IBO.

Sobre el papel, Ayers, un estilista, parecía ser el gran favorito. De hecho, los consumados Ayers habían detenido al altamente calificado Colin Dunn en 1996. Pero el retador mancuniano Rigby vino a pelear.

Al principio, Rigby comenzó rápido mostrando una velocidad de mano sorprendentemente rápida y un golpe superior derecho castigador que aterrizó repetidamente. Las cosas se calentaron en la tercera ronda cuando los dos hombres intercambiaron golpes, pero Rigby dictaba la acción hasta este punto.

En la cuarta ronda, Ayers se defendió usando una variedad de golpes detrás de un buen jab y apretó las cosas. Luego, en el sexto, “Shaka” bajó al muchacho de Manchester con una hermosa recta, pero no pudo cerrar el asunto.

Rigby regresó al séptimo cuando los dos hombres participaron en un salvajismo mutuo, pero Ayers logró recibir dos golpes crujientes justo antes de la campana que probablemente ganó la ronda para él. Rigby tuvo suerte de que sonara la campana.

Una vez más, mostrando grandes poderes de recuperación en la octava ronda, Rigby perforó a Shaka con cada golpe en el libro y finalmente aterrizó dos ganchos izquierdos que golpearon al londinense como si hubiera sido golpeado con la savia de Bobby. De alguna manera, de alguna manera, el duro campeón, que estaba en peligro de ser detenido por primera vez en su larga carrera, se levantó y le hizo una señal a Rigby ante el timbre de que realmente había sido sacudido. El respeto mutuo y la deportividad poco común estaban ahora en juego. Lo que estaba en juego era que Ayers corría el riesgo de perder ante un hombre, aunque fuera un ex campeón británico, que había tomado la pelea con poca antelación.

Ayers también mostró su habilidad para recuperarse cuando salió rápido en el noveno, pero la ronda fue de Rigby ya que forzó la acción con derechos, ganchos y uppercuts para la aprobación entusiasta de los fanáticos de su ciudad natal. Sin embargo, gastó energía valiosa en el proceso. Ambos hombres continuaron participando en la violencia maléfica. La boca de Ayer estaba sangrando y los ojos de Rigby estaban muy magullados.

La primera mitad de la décima ronda fue incluso cuando ambos combatientes continuaron participando en lo que se había convertido en un clásico del armario. Entonces, Ayers comenzó a usar picaduras efectivas en los cruces y cables correctos. Tomó el control con 1:26 restantes y aceleró su asalto hasta que el galante Rigby se encontró con un tanque vacío.

Entonces sucedió!

Con solo 29 segundos restantes, Ayers le indicó a Mercante que la pelea debería detenerse, pero por alguna razón inexplicable, Mercante no respondió. Ayers luego golpeó a su oponente impotente y ensangrentado hasta que ambos hombres señalaron que ya era suficiente, tocaron guantes y se dirigieron a sus esquinas. Esto ocurrió con solo 14 segundos restantes.

Fue un raro momento de conmoción que hizo que aquellos que lo presenciaron sintieran escalofríos por sus espinas.

Mercante finalmente abrazó a Rigby para detener oficialmente la pelea, pero los dos guerreros nobles ya le habían quitado esa importante responsabilidad. De hecho, la vacilación potencialmente peligrosa de Mercante podría haber resultado en que Rigby recibiera un castigo que altere su carrera.

Como Mike Lewis escribe: “Dejando caer sus manos, Ayers y Rigby decidieron allí y entonces que esta memorable batalla de moretones había terminado. Se tocaron los guantes, asintieron el uno al otro y volvieron a sus respectivos rincones. Fue un final extraordinario para un concurso extraordinario. Los endurecidos anillos de Manchester nunca habían visto algo así.

“Barry Hearn, mi manager, dijo que era espeluznante”, recordó el londinense Ayers de 36 años de edad de su notable victoria que entró en los libros como TKO. “Era casi como si Wayne y yo nos hubiéramos comunicado por telepatía. De alguna manera me hizo entender que había tomado suficiente y me detuve.

Pero la mejor cita vino de Jerry Storey, el entrenador irlandés de Ayers, cuando dijo: “Esos dos tipos mostraron que el boxeo todavía tenía alma”.

Como la mayoría, mantengo mi propia lista de peleas favoritas. Este está en la cima.

¿Cuál es la tuya?

Ted Sares en tedsares@roadrunner.com