El último combate del casi "Rey Arturo"
Publicado: Jue Sep 06, 2012 6:18 am
Por Marcelo Mendoza.
Louis y Godoy luego de aquel controvertido primer combate.
Joe Louis: Esta es la primera vez que lo he visto bien, Godoy. Usted es bastante grande. ¿Hay muchos más como usted en Sudamérica? Me dicen que su familia es numerosa.¿Es verdad?
Arturo Godoy: Tengo cinco hermanos y siete hermanas y todos pesan más de 73 kilos. Todos tienen grandes músculos y son fuertes, como yo. Mis hermanos son buenos peleadores.
Louis: Espero que no todos peleen como usted. Creí que había conocido todos los tipos de luchador que bahía, pero cuando lo ví agachado, sacudiendo con los guantes la lona me pregunté: ¿qué es esto que está luchando conmigo? ¿Por qué pelea Usted así?
Godoy: Era algo nuevo, campeón. Una idea propia, algo científico. Me figuré que así lo engañaría.
Louis: Usted no me engañó. Lo único que me molestaba era tener que pegarle en la cabeza, que es demasiado dura para mis manos. Creí que lo había liquidado en la tercera vuelta, cuando le conecté un ápercat en el mentón. ¿Cómo le gustó ese panch, Arturo?
Godoy: Ni lo sentí. Usted es un buen golpeador y tiene mucho estilo, pero yo puedo soportar eso. ¿Qué tal la octava vuelta, .loe, cuando lo llevé entre las cuerdas?
Louis: Eso no fue nada. En la pelea me sentía como reposando en un sillón. ¿Y usted cómo se sentía?
Godoy: Después de la pelea me sentí perfectamente. Fui con mi manager a Broadway y me divertí mucho bailando la conga. Yo soy muy fuerte, de modo que la próxima vez que peleemos tenga cuidado.
Louis: ¿Qué es eso, usted quiere otra pelea?
Godoy: Sin duda, quiero otra luego. ¿Por qué no mañana? No tengo ningún compromiso para mañana.
Louis: Oh, niño, parece que a usted, Godoy, realmente le gusta recibir paliza.
Godoy: No, la próxima vez lo noquearé y le haré tragarse las palabras que acaba de decir.
No fue así. El combate del 9 de febrero de 1940, por el titulo mundial de peso pesado, entre .loe Louis —El Bombardero de Detroit— y el iquiqueño Arturo Godoy fue distinto a la revancha del 20 de junio, donde el moreno Louis noqueó al recio al octavo round. Sin embargo, el diálogo sostenido por ambos días después del primer desafío (que oyeron todos los estadounidenses pues se transmitió por cadena nacional radial) es concluyente: la pelea fue de tú a tú. A lo menos.
Ganó el chileno.
Los 15.657 espectadores del Madison Square Garden de Nueva York vieron ganador al challenger Godoy y por eso anota un cable de la agencia UP1 "demostraron con gritos su descontento cuando se anunció que Joe Louis había ganado". Verdad: el jurado, en fallo dividido de dos a uno, ni se inmutó cuando le alzó la mano al negrito de Detroit. Los ochenta marineros y el capitán del vapor chileno "Aconcagua", testigos presenciales, igual lloraban de contentos porque el iquiqueño había sido grande: le bailó todos los rounds al campeón, siempre tomó la iniciativa, y tuvo nervio para burlarse de su rival y juguetearle en los momentos de más tensión. "El chileno es un hombre feliz y entrará a vencer o a morir", habian predicho los periódicos locales. Y así, contrariando las apuestas de 10 a 1 en su contra, Godoy no sólo hizo una aguerrida pelea sino que en el peor de los casos mereció el empate: "mientras peleaba pensaba en mi madre y en la patria, con el deseo de que ambos se sintieran orgullosos de mi".
Al otro dia, los diarios argentinos La Prensa, El Sol y El Pueblo en primerisimos titulares coincidían en una cosa: "Ganó el chileno". El uruguayo El Debate también opinaba lo mismo: "Godoy superó ampliamente a Louis". A Noile de Rio, en primera página, a la derecha, bajo el rótulo de "Vencedor", ponía un dibujo del campeón lleno de parches y de vendajes y con su brazo derecho encabestrillado; a la izquierda, bajo el rótulo de "Vencido", estaba Arturo Godoy sacando pedio, rudo tremendo de rudo y sonriente. Ironías del journalismo brasilero. "A Godoy le robaron la victoria, ésa es la verdad", suscribió, sintético, El Universal de Lima. El periodismo neoyorquino no fue menos riguroso con el fallo boxeril: "Louis es el campeón mundial titular, Godoy es el campeón mundial moral", sentenció el famoso especialista Buck Cannel. Las dudas acerca de su triunfo, en todo caso, se disiparon definitivamente a Godoy algunos dias después, cuando fue invitado de honor al estreno de la película del combale, que se empezaba a exhibir en Los Angeles: "La película tiene la ventaja de que ante la mirada del mundo quedará probado y archivado mi triunfo en el Campeonato Mundial", dijo. Sin embargo, el humilde y reció Arturo había perdido, El Bombardero de Detroit —quizá el mejor peso pesado que ha existido— sea como sea retuvo su título, y así por muchos años más.
A la siga de choros.
"Nunca fue un boxeador técnico. Su brillante carrera boxeril se debe más que a sus aptitudes de boxeador, a su enorme corazón de roto corajudo y a su extraordinario poder físico", escribió el periodista deportivo Gualetazo en 1947 para la revista Estadio. Y era cierto: esa era su característica. Es que Godoy tenía a su haber todos los avalares de la vida que puede tener el hijo de un pescador iquiqueño, llevando una infancia de hombre a la siga de erizos, choros y de cholgas. El mar lo hizo fuerte y le dio esa anchísima contextura, porque nadaba y buceaba y t repaba en busca de los e.scurridizos y endemoniados mariscos. Nacido el 10 de octubre de 1912 en la Caleta Buena, Arturo nunca pensó que llegado a los I8 su vida cambiaría. Entró a hacer el servicio militar al Regimiento Caranpangue N" 5 de Iquique ay lo tentaron, era que no, para que se inscribiera en el campeonato interno de box: salió campeón. Entonces partió a Santiago al Nacional de Aficionados: salió campeón. El manager de Tany Loayza, Louis Bovey, lo tomó y llevó al profesionalismo: salió campe ón. De Chile, de Sudamérica y, casi, del mundo. En su debut noqueó al peruano Peter Jolmson. En 1932, ya agotado el medio, el promisorio Arturo fue a ganar a Cuba, España y Estados Unidos. Puro éxito nomás. Después en Brasil y Argentina continuó su radia: seis nocaut, siete por puntos, tres empates y sólo dos derrotas. Dos veces venció al crédito yanqui Tony Todopoderoso Galentoel año 37. Y así, triunfo tras triunfo, llegó a estar entre los diez mejores peso completo del mundo, sitial que mantuvo por más de diez años. Ya antes liabia derrotado al ex campeón mundial Tominy l.oughran. Y al ídolo che Luis Ángel Firpo.
Del 32 al 43 ganó 57 peleas (33 por nocaut), empató 8 y perdió 15. Sólo una vez noqueraron a Arturo: el bombardero Louis, en la segunda pelea. Fue tanto su decoro que el mismísimo presidente Aguirre Cerda llegó a decir de él: "Con su valentía y su pujanza demuestra los extremos de vigor a que llegaría nuestro pueblo debidamente cuidado en salud y bienestar". Ejemplo para los jóvenes, ídolo de las mujeres. Así. "Arturo Godoy está entre los inmortales", afirmó Don Pampa en su libro "grandes del deporte", porque la voluntad de hierro no fallece.
El boxeador más popular en la historia de Chile, ése al que la gente paraba en las calles para tocarlo, según Mister Huifa— "era obediente y responsable con su cuerpo, hombre limpio y muy sencillo, casi tímido en el trato directo, y sólo se puso hablador cuando tuvo periodistas que atendieron a sus cuentos", aún mantiene su voluntad imperiosa, "coloso de voluntad", dijo Don Pampa y así como demoró en dejar el boxeo y sólo lo hizo a los 41 años, seguramente también hizo esperar la virulencia de su diabetes. l.o que él lanzó, como bien supo hacerlo en el ring, son bravos rugidos. Más dolorosos, pero rugidos. De rey sin corona, de mariscador de nacimiento.
saludos
Louis y Godoy luego de aquel controvertido primer combate.
Joe Louis: Esta es la primera vez que lo he visto bien, Godoy. Usted es bastante grande. ¿Hay muchos más como usted en Sudamérica? Me dicen que su familia es numerosa.¿Es verdad?
Arturo Godoy: Tengo cinco hermanos y siete hermanas y todos pesan más de 73 kilos. Todos tienen grandes músculos y son fuertes, como yo. Mis hermanos son buenos peleadores.
Louis: Espero que no todos peleen como usted. Creí que había conocido todos los tipos de luchador que bahía, pero cuando lo ví agachado, sacudiendo con los guantes la lona me pregunté: ¿qué es esto que está luchando conmigo? ¿Por qué pelea Usted así?
Godoy: Era algo nuevo, campeón. Una idea propia, algo científico. Me figuré que así lo engañaría.
Louis: Usted no me engañó. Lo único que me molestaba era tener que pegarle en la cabeza, que es demasiado dura para mis manos. Creí que lo había liquidado en la tercera vuelta, cuando le conecté un ápercat en el mentón. ¿Cómo le gustó ese panch, Arturo?
Godoy: Ni lo sentí. Usted es un buen golpeador y tiene mucho estilo, pero yo puedo soportar eso. ¿Qué tal la octava vuelta, .loe, cuando lo llevé entre las cuerdas?
Louis: Eso no fue nada. En la pelea me sentía como reposando en un sillón. ¿Y usted cómo se sentía?
Godoy: Después de la pelea me sentí perfectamente. Fui con mi manager a Broadway y me divertí mucho bailando la conga. Yo soy muy fuerte, de modo que la próxima vez que peleemos tenga cuidado.
Louis: ¿Qué es eso, usted quiere otra pelea?
Godoy: Sin duda, quiero otra luego. ¿Por qué no mañana? No tengo ningún compromiso para mañana.
Louis: Oh, niño, parece que a usted, Godoy, realmente le gusta recibir paliza.
Godoy: No, la próxima vez lo noquearé y le haré tragarse las palabras que acaba de decir.
No fue así. El combate del 9 de febrero de 1940, por el titulo mundial de peso pesado, entre .loe Louis —El Bombardero de Detroit— y el iquiqueño Arturo Godoy fue distinto a la revancha del 20 de junio, donde el moreno Louis noqueó al recio al octavo round. Sin embargo, el diálogo sostenido por ambos días después del primer desafío (que oyeron todos los estadounidenses pues se transmitió por cadena nacional radial) es concluyente: la pelea fue de tú a tú. A lo menos.
Ganó el chileno.
Los 15.657 espectadores del Madison Square Garden de Nueva York vieron ganador al challenger Godoy y por eso anota un cable de la agencia UP1 "demostraron con gritos su descontento cuando se anunció que Joe Louis había ganado". Verdad: el jurado, en fallo dividido de dos a uno, ni se inmutó cuando le alzó la mano al negrito de Detroit. Los ochenta marineros y el capitán del vapor chileno "Aconcagua", testigos presenciales, igual lloraban de contentos porque el iquiqueño había sido grande: le bailó todos los rounds al campeón, siempre tomó la iniciativa, y tuvo nervio para burlarse de su rival y juguetearle en los momentos de más tensión. "El chileno es un hombre feliz y entrará a vencer o a morir", habian predicho los periódicos locales. Y así, contrariando las apuestas de 10 a 1 en su contra, Godoy no sólo hizo una aguerrida pelea sino que en el peor de los casos mereció el empate: "mientras peleaba pensaba en mi madre y en la patria, con el deseo de que ambos se sintieran orgullosos de mi".
Al otro dia, los diarios argentinos La Prensa, El Sol y El Pueblo en primerisimos titulares coincidían en una cosa: "Ganó el chileno". El uruguayo El Debate también opinaba lo mismo: "Godoy superó ampliamente a Louis". A Noile de Rio, en primera página, a la derecha, bajo el rótulo de "Vencedor", ponía un dibujo del campeón lleno de parches y de vendajes y con su brazo derecho encabestrillado; a la izquierda, bajo el rótulo de "Vencido", estaba Arturo Godoy sacando pedio, rudo tremendo de rudo y sonriente. Ironías del journalismo brasilero. "A Godoy le robaron la victoria, ésa es la verdad", suscribió, sintético, El Universal de Lima. El periodismo neoyorquino no fue menos riguroso con el fallo boxeril: "Louis es el campeón mundial titular, Godoy es el campeón mundial moral", sentenció el famoso especialista Buck Cannel. Las dudas acerca de su triunfo, en todo caso, se disiparon definitivamente a Godoy algunos dias después, cuando fue invitado de honor al estreno de la película del combale, que se empezaba a exhibir en Los Angeles: "La película tiene la ventaja de que ante la mirada del mundo quedará probado y archivado mi triunfo en el Campeonato Mundial", dijo. Sin embargo, el humilde y reció Arturo había perdido, El Bombardero de Detroit —quizá el mejor peso pesado que ha existido— sea como sea retuvo su título, y así por muchos años más.
A la siga de choros.
"Nunca fue un boxeador técnico. Su brillante carrera boxeril se debe más que a sus aptitudes de boxeador, a su enorme corazón de roto corajudo y a su extraordinario poder físico", escribió el periodista deportivo Gualetazo en 1947 para la revista Estadio. Y era cierto: esa era su característica. Es que Godoy tenía a su haber todos los avalares de la vida que puede tener el hijo de un pescador iquiqueño, llevando una infancia de hombre a la siga de erizos, choros y de cholgas. El mar lo hizo fuerte y le dio esa anchísima contextura, porque nadaba y buceaba y t repaba en busca de los e.scurridizos y endemoniados mariscos. Nacido el 10 de octubre de 1912 en la Caleta Buena, Arturo nunca pensó que llegado a los I8 su vida cambiaría. Entró a hacer el servicio militar al Regimiento Caranpangue N" 5 de Iquique ay lo tentaron, era que no, para que se inscribiera en el campeonato interno de box: salió campeón. Entonces partió a Santiago al Nacional de Aficionados: salió campeón. El manager de Tany Loayza, Louis Bovey, lo tomó y llevó al profesionalismo: salió campe ón. De Chile, de Sudamérica y, casi, del mundo. En su debut noqueó al peruano Peter Jolmson. En 1932, ya agotado el medio, el promisorio Arturo fue a ganar a Cuba, España y Estados Unidos. Puro éxito nomás. Después en Brasil y Argentina continuó su radia: seis nocaut, siete por puntos, tres empates y sólo dos derrotas. Dos veces venció al crédito yanqui Tony Todopoderoso Galentoel año 37. Y así, triunfo tras triunfo, llegó a estar entre los diez mejores peso completo del mundo, sitial que mantuvo por más de diez años. Ya antes liabia derrotado al ex campeón mundial Tominy l.oughran. Y al ídolo che Luis Ángel Firpo.
Del 32 al 43 ganó 57 peleas (33 por nocaut), empató 8 y perdió 15. Sólo una vez noqueraron a Arturo: el bombardero Louis, en la segunda pelea. Fue tanto su decoro que el mismísimo presidente Aguirre Cerda llegó a decir de él: "Con su valentía y su pujanza demuestra los extremos de vigor a que llegaría nuestro pueblo debidamente cuidado en salud y bienestar". Ejemplo para los jóvenes, ídolo de las mujeres. Así. "Arturo Godoy está entre los inmortales", afirmó Don Pampa en su libro "grandes del deporte", porque la voluntad de hierro no fallece.
El boxeador más popular en la historia de Chile, ése al que la gente paraba en las calles para tocarlo, según Mister Huifa— "era obediente y responsable con su cuerpo, hombre limpio y muy sencillo, casi tímido en el trato directo, y sólo se puso hablador cuando tuvo periodistas que atendieron a sus cuentos", aún mantiene su voluntad imperiosa, "coloso de voluntad", dijo Don Pampa y así como demoró en dejar el boxeo y sólo lo hizo a los 41 años, seguramente también hizo esperar la virulencia de su diabetes. l.o que él lanzó, como bien supo hacerlo en el ring, son bravos rugidos. Más dolorosos, pero rugidos. De rey sin corona, de mariscador de nacimiento.
saludos