Por: Aracely Echeverría:
Al Haymon
La avaricia (Latin, avaritia), es el afán o deseo desordenado de poseer riquezas, bienes u objetos de valor abstracto con la intención de atesorarlos para uno mismo, mucho más allá de las cantidades requeridas para la supervivencia básica y la comodidad personal.
Se le aplica el término a un deseo excesivo por la búsqueda de riquezas, estatus y poder. La codicia, por su parte, es el afán excesivo de riquezas, sin necesidad de querer atesorarlas. La codicia (o a veces la avaricia) se considera un pecado capital.
Tristeza y enojo provocó en muchos mexicanos ver la apabullante derrota de Julio Cesar Chavez, Junior a manos de Andrzej Fonfara, una aplastante y tremenda paliza a manos de un polaco que lo superaba en peso y en calidad.
Lo más triste y el detalle al que no pusieron atención los televidentes fue como su nuevo equipo de trabajo encabezado por Sam Watson, quien es mano derecha de Al Haymon, celebraba con algarabía la victoria de Fonfara, hecho increíble pero cierto. ¿No se supone que la estrella de Haymon es Chavez, Junior?
Chávez quedó solo rodeado de sus allegados y abandonado por el grupo que ahora le arruinó su carrera por este mal manejo de negocio y que prácticamente lo depositó en la ruina boxística y en la morgue en cuanto a credibilidad se refiere.
Los ratings de la pelea Chavez-Fonfara arrojaron números desastrosos para Showtime. Tan solo 650,000 espectadores sintonizaron la pelea del gladiador de Culiacán. La guerra entre Matthysse-Providnikov arrojó extraordinarios números, más de 1,250,000 vieron a un argentino y a un ruso intercambiar metralla por la cadena H.B.O.
Bob Arum se manifestó enérgicamente después de la paliza que le propinaron a Julito. “No estoy necesariamente feliz con la derrota de Chávez, porque tu sabes lo que construimos en ocho o nueve años, Al Haymon lo destruyó en una noche”, dijo el legendario promotor quien finalizó en malos términos la relación con Chávez Carrasco.
No solo es el caso de Chávez, Junior no hay nada más lastimoso que ver lo que ha ocurrido con el boxeo mexicano de alto nivel en los últimos meses, decepción, avaricia, mediocridad, malos manejos, falta de sensibilidad y al parecer existe la firme intención de exterminarlo.
¿Quién es el personaje tenebroso que esta llevado a la tumba al boxeo azteca?
Nada más ni nadie menos que el ahora innombrable Al Haymon, hombre obscuro y mal intencionado. Así lo expresan ya muchos allegados al boxeo de alto nivel, no solo ya no es venerado como lo era en el pasado, ahora es temido. Su consigna es utilizar a los peleadores mexicanos y mexicoamericanos como ‘carne de cañón’ para los peleadores de ‘casa’.
El peleador mexicano ha sido la víctima, pero también son víctimas de su propia ambición. Las ofertas de Haymon son jugosas, pero peligrosas, se venden al mejor postor por que el consejero de Mayweather está de ‘moda’, pero los malos resultados están a la vista.
Todo empezó con Miguel ‘Titere’’Vázquez, quien prácticamente le vendió su título a Haymon para que coronara a su peleador Mickey Bey en septiembre de 2014.
John Molina fue abrumado y entregado a Adrien Broner.
Josesito López fue evidenciado para resucitar la carrera de Andre Berto.
Jhonny González fue carnada para ser brutalmente golpeado por Gary Russell.
Robert Guerrero quien tuvo su época de oro con ‘Golden Boy Promotions’ fue utilizado para abultar el récord de una de las promesas de Haymon en Keith Thurman.
¿Quién sigue, Abner Mares, Leo Santa Cruz? Es lo más probable y es casi seguro que sean ‘tirados a los leones’.
El peleador de la raza de cobre esta desprotegido, mal aconsejado y parece no darse cuenta, pero el fanático y la gente de la industria de boxeo empieza a manifestarse ante este desagradable hecho.
Para rematar, no existe un equipo de ‘matchmaking’ en la empresa ‘Premier Boxing Champions’. El concertador de combates es la base para fabricar campeones, ‘Top Rank’ tiene al legendario Bruce Trampler, ‘Golden Boy Promotions’ a Eric Gómez y Robert Díaz. Sin el arte y el trabajo de los ‘matchmakers’ simplemente no existirían estrellas.
A la empresa ‘Premier Boxing Champions’ no le interesa esto o por lo menos no el peleador hispano, mexicano o mexicoamericano. El peleador hispano es la base del boxeo internacional, el fanático mexicano es el que compra las peleas, el que llena los estadios, el que mantiene vivo el negocio de las ‘orejas de coliflor’.
Fuentes allegadas a la situación lamentan gravemente lo que está ocurriendo con nuestro deporte, Haymon y su clan quieren formar un monopolio y lo quieren hacer a cuesta de los aztecas y los hispanos para inflar los récords de los peleadores negros.
Los boxeadores empiezan a abrir los ojos aunque a veces el oro los deslumbra, si esto sigue ocurriendo, quedará sepultado nuestro boxeo por las negras intenciones del hombre que en lugar de hacer crecer el arte de fistiana lo está llevando a la tumba. Es tiempo de abrir los ojos.
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