Les dije que traería la parte del libro Boxing Babilon donde se hablaba de la derrota de Moore ante Durán, pero antes quiero exponer los antecedentes:
Cuando Roberto Durán perdió contra Wilfredo Benitez, su manejador de toda la vida Luis Eleta se retiró del boxeo y le recomendó que se retirara también, pues consideraba que no tenía nada más que demostrar. Para entonces ya no tenía en su esquina al legendario Ray Arcel. Pero luego de que perdiera contra Kirkland Laign, en lo que fue la sorpresa del año de 1982, Don King se deshizo de Durán como si fuera un producto caducado, o más bien un zapato viejo.
Fue entonces que entró Bob Arum a escena, haciéndole una pelea ganada para ponerlo a punto para un tiro contra Pipino Cuevas en Los Ángeles. El cual se pactó en 152 libras.
Aquí Jorgito no faltó a la verdad cuando dijo que Pipino ya no era el mismo.Pero Durán tampoco era el mismo que dominó el peso ligero y que conquistó el estrellato al ganarle a Leonard, ya que las dos derrotas que vinieron después del "No más" hacían ver que estaba casi liquidado del boxeo.
Esta pelea yo la veo como una en la que el ganador revivía su carrera, mientas que el perdedor quedaba condenado al retiro. Y aunque no fue así, porque a pesar de que jamás pudo, Pipino siguió insistiendo por años en un nuevo regreso a las grandes ligas.
El Durán vs. Cuevas rompió record de taquilla en el Sports Arena de Los Ángeles, quedando demostrado que el nombre de estos dos grandes campeones todavía pesaba. Y el Cholo agarró un segundo aire que, como les contaré más adelante, lo llevó a pelearle tú a tú al noqueador Marvin Hagler.
Como antecedente, hubo un momento en el que tanto Durán como Cuevas estaban en su peak y el mánager de Cuevas le hizo una oferta a Durán de $ 5 millones de dólares para que unificaran campeonatos. Pipino tenía un compromiso firmado con Hearns y se suponía que ganando lo enfrentaría, pero Don King ofreció $ 8 millones para que el Cholo le diera la revancha a Leonard y Pipino no pasó de Hearns.
Lo irónico es que dos boxeadores que gozaron de fama y fortuna, se enfrentaban entre sí por un sueldo de $ 50 mil dólares para cada uno. Suma nada despreciable para la época, pero que no iba acorde a lo que ellos acostumbraron percibir en un momento de su carrera.
Al ganar Durán, vino el pleito con el campeón mundial junior mediano de la AMB Davey Moore, un chamaco más grande, más fuerte y ocho años menor que él, que si bien apenas tenía doce peleas profesionales, acumulaba tres defensas de título mundial y también tengo que decirles que como amateur amasó un record de 96 ganadas y 6 perdidas.
Cuando se anunció el tiro, las apuestas arrancaron 5 a 1 a favor de Moore. Pero a medida que se fue acercando la fecha, llegaban reportes de que Durán parecía un Pitbull en los entrenamientos y el día de la pelea se cerraron 2 a 1 a favor de Moore.
Davey Moore batalló mucho para hacer el peso y estuvo cerca de perder el cinto en la báscula. Eso creo que le mermó en el combate, además de que en los primeros rounds ya estaba peleando con un solo ojo, porque el otro se lo habían cerrado a madrazos, y trataba equivocadamente de cambiar golpes con un boxeador que poseía una pegada descomunal. Por eso creo que terminó todo en una paliza, porque se conjugaron varias cosas para que el Mano de Piedra lo acribillara.
Aquí les dejo el fragmento del libro de Nigel Collins. Si tienen oportunidad de comprarlo no duden en hacerlo, habla de los decesos en el boxeo:
Thing always seemed to happen so fast for Davey Moore. NBC-TV labeled him one of “Tomorrow’s Champions” the momento he turned pro in November of 1980. Just eight victories later, Moore found himself in Tokyo challenging Tadashi Mihara for the WBA junior middleweight championship. Most experts thoughts he’d been throw in over his head and destined for a fall. But Moore fooled them, winning the title with an eight round technical knockout.
Moore had to time to bask in the glory his accomplishment or rest on his laurels. Twho months later, he was shipped off to South Africa to defend against Charlie Weir, a slugger with a proclivity for foul tactics and rabid local following. It was another tall order for Moore, especially considering he’d be boxing a White man in Johannesburg. But once again, they Young warrior from the Bronx rose to the occasion and stopped his challenger in the fight round. That was the easy part. The hard part came after his hand was raised victory. A gang of racist goons, enranged by Weir’s downfall, tried to mug Moore on the way back to his hotel. It was like something out of a bad movie, buta ll too real. Lucky, Moore and his cornermen fought off their attackers and made it back home to the United States in one piece.
Life continued to zoom by for the new Champ. By 1983, Moore’s beaming face and trademark victory lap round the ring had become increasingly familiar sight to American TV audiences. He’d ranked up two more successful title defenses, but it still wasn’t enough. If boxing’s power brokers were determined to use up Moore as fast a posible he was their ever-ready accomplice. Roberto Duran was anxious to win a third title and Moore jumped at the chance to give it to him.
Duran was already a boxing legend with more than eighty bouts under his belt, a fierce, deadly-punching ring artista who knew tricks that were never in the book. Despite the fact he was the titleholder, Moore, with only a dozen profesional bouts to his credit, was a comparative novice. He had never fought anyone within sniffing distance of Duran in terms of overall class. It was suicide, but you couldn’t tell Davey Moore that.
“I advised Davey not to fight Duran,” said Ben Cognetta, a longtime friend of Moore’s, who later became his manager. “I knew he didn’t have enough experience. But he took it anyway. There were two reasons: Number one was the money. Number two was recognition. Even though he was the champ, he thought nobody knew who Davey Moore was. And that bothered him.”
The match drew a capacity crowd of over 18,000 fans to Madison Square Garden to witness what amounted to an obscene massacre. Moore was unmercifully beaten by Duran before referee Ernesto Magana belatedly stopped the inhumane slaughter in the eight round. The fact Moore had undergone dental surgery only a few days before the bout made matters even worse. At the conclusión his face was grotesquely swollen, battered practically beyond recognition. Despite the fact everyone made a lot of money, it was shamefull night of boxing.
A continuación la traducción de Google:
Cosa siempre parecía suceder tan rápido para Davey Moore. NBC-TV lo calificó uno de los "Campeones del Mañana" el Momento se convirtió en profesional en noviembre de 1980, sólo ocho victorias después, Moore se encontró en Tokio desafiando Tadashi Mihara por el campeonato de peso mediano junior de la AMB. La mayoría de los expertos pensamientos que había estado tirar por encima de su cabeza y con destino a una caída. Pero Moore los engañó, ganando el título con un nocaut técnico en ocho asaltos.
Moore tuvo que tiempo para disfrutar de la gloria de su logro o descansar en sus laureles. Twho meses más tarde, fue enviado a Sudáfrica para defender contra Charlie Weir, un bateador con una inclinación por las tácticas de foul y rabiosos seguidores locales. Era otra tarea difícil para Moore, sobre todo teniendo en cuenta que estaría el boxeo un hombre blanco en Johannesburgo. Pero una vez más, joven guerrero del Bronx levantó para la ocasión y se detuvo a su rival en la ronda de combate. Esa fue la parte fácil. Lo difícil vino después de la mano se elevó victoria. Una pandilla de matones racistas, enranged por la caída de Weir, trató de asaltar a Moore en el camino de regreso a su hotel. Era como algo salido de una mala película, ll buta demasiado real. Lucky, Moore y sus esquineros lucharon contra sus atacantes y lo hizo de vuelta a casa a los Estados Unidos en una sola pieza.
La vida continuó para ampliar por el nuevo campeón. Para 1983, radiante rostro y la victoria marca el regazo de Moore ronda el anillo se había convertido en algo cada vez más familiar para el público de televisión estadounidenses. Se había puesto a dos defensas del título de más éxito, pero aún no era suficiente. Si se determinaron los agentes del poder de boxeo para utilizar hasta Moore tan rápido un Posible él era su cómplice siempre lista. Roberto Durán estaba ansioso por ganar su tercer título y Moore no dejó pasar la oportunidad de darle a él.
Duran ya era una leyenda del boxeo con más de ochenta combates en su haber, un mortal de pegada anillo artista feroz que conocía los trucos que nunca estaban en el libro. A pesar del hecho de que él era el titular, Moore, con sólo una docena de combates Profesional en su haber, era un novato comparado. Él nunca había peleado contra alguien dentro olfateando distancia de Duran en términos de clase global. Fue suicidio, pero no se podía decir Davey Moore eso.
"Yo le aconsejé Davey no luchar Duran," dijo Ben Cognetta, un viejo amigo de Moore, quien más tarde se convirtió en su manager. "Sabía que no tenía suficiente experiencia. Pero él lo tomó de todos modos. Había dos razones: El número uno era el dinero. El número dos era el reconocimiento. A pesar de que él era el campeón, pensó nadie sabía quién era Davey Moore. Y eso le molestaba ".
El partido atrajo a una multitud de más de 18.000 aficionados al Madison Square Garden para presenciar lo que equivalía a una masacre obscena. Moore fue despiadadamente golpeado por Duran antes que el árbitro Ernesto Magaña detuvo tardíamente la masacre inhumana en la ronda de ocho. El hecho de Moore se había sometido a una cirugía dental sólo unos días antes de la pelea hizo las cosas aún peor. Al concluir su rostro era grotescamente hinchado, maltratadas prácticamente irreconocible. A pesar de todo el mundo hizo un montón de dinero, que era de noche shamefull de boxeo.